El lenguaje castellano es uno de los más ricos y complejos del mundo entre otras cosas por la cantidad de acepciones o significados que puede llegar a tener una misma palabra. Esto suele volver locos a los extranjeros que intentan aprender nuestro idioma.
Una de estas palabras «polisémicas» –con varios significados- es la referida a los atributos sexuales masculinos, es decir, la palabra «cojones», que adquiere muy diversos significados según los prefijos, sufijos, verbos o complementos que la acompañen.
Lo veremos muy fácilmente poniendo una serie de ejemplos:
– El verbo que acompaña a esta palabra también cambia su significado. El verbo «tener» indica «valentía» (aquel tío tiene cojones), aunque si lo ponemos entre signos exclamativos puede significar sorpresa (¡tiene cojones!). El verbo «poner» expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares (puso los cojones encima de la mesa).
También se los utiliza para apostar (me corto los cojones), o para amenazar a alguien (te corto los cojones). El tiempo verbal también cambia el significado de la frase; el presente indica «molestia o hastío» (me toca los cojones), el reflexivo significa «vagancia» (se tocaba los cojones), pero el imperativo significa «sorpresa» (tócate los cojones).
– Las preposiciones utilizadas también matizan la expresión de esta palabra: «de» significa «éxito» (me salió de cojones), o «cantidad» (hacía frío de cojones); «por» expresa «voluntariedad» (lo hago por cojones), «hasta» expresa «límite o aguante» (estoy hasta los cojones), «con» indica «valor» (era un hombre con cojones) y «sin» indica «cobardía» (era un hombre sin cojones).
– También cambia su significado cuando lo combinamos con colores, como para expresar que hace mucho «frío» (se me quedaron los cojones morados). La forma también influye (tenía los cojones cuadrados) y el desgaste de los mismos implica «experiencia» (tenía los cojones pelados). No hay que menospreciar tampoco el tamaño y la posición (tiene dos cojones grandes y bien plantados). El máximo tamaño posible no admite discusión (tiene los cojones como el caballo de Espartero), no puede superarse, porque si se superan indicamos «torpeza o vagancia» (es tan vago que se pisa los cojones).
En fin, que será difícil encontrar una palabra en castellano o en cualquier otro idioma con mayor número de usos para cualquier circunstancia que se nos presente y que nos salga tan espontáneamente. Os dejo, que se me ha olvidado enchufar el portátil y me quedo sin batería. ¡COJONES TIENE!.
>Fuente: Arturo Pérez-Reverte