A.G.L., de cuarenta y siete años, cuadruplicó la tasa pertimida para los profesionales del transporte.
La noticia ha corrido como la pólvora. A lo largo del día ha ido apareciendo en los periódicos digitales provinciales y regionales y en los informativos de televisión locales.
Los hechos ocurrieron poco después de las 8,30 de la mañana, después de haber dejado a los alumnos en el colegio, cuando un control de la Guardia Civil a las puertas del Instituto de Enseñanza Secundaria SENARA, de Babilafuente, trajo como consecuencia la inmovilización del autobús conducido por A.G.L. de 47 años y conductor habitual en la ruta Villoria-Babilafuente y que en la prueba de alcoholemia dio un resultado de 0,68 mg/l de alcohol en aire respirado en una primera medición y 0,58 en la segunda cuando la tasa permitida para estos conductores es de 15 mg/l. El no haber llegado a los 0,68 en la segunda medición ha evitado que el conductor hubiera cometido un delito.
Los agentes procedieron de inmediato a la inmovilización del vehículo y a cursar la pertinente denuncia.
Lo curioso del caso es que el propio conductor del autobús conocía la existencia del control, según aseguran los propios alumnos que viajaban en el vehículo: «Poneos los cinturones que la Guardia Civil está haciendo un control», les dijo a los chavales. Si esta afirmación es cierta, se convierte en otra negligencia más; con esta frase da a entender que el resto de los días ni se molesta en saber si los chicos se colocan o no el cinturón de seguridad; sólo les avisa porque la Guardia Civil está haciendo un control. ¿Y cuándo no hay Guardia a la vista qué?, pues que cada uno hará lo que le venga en gana.
Aunque no debemos prejuzgar a esta persona hasta conocer todos los detalles, hay que reconocer que la noticia ha puesto los pelos de punta a los padres de los alumnos que cada día suben al autobús con destino al instituto de Babilafuente.