Hoy para todos los que practicamos la caza en Villoria es un día muy especial y así será hasta el 31 de Enero todos los domingos y festivos hasta entonces.
Un año más comienzan los preparativos. Revisamos escopetas, buscamos botas y ropa de combate, ya que hay veces que parece que vamos a la guerra. Siempre hay algo que se olvida, esperemos que esta vez no sean los cartuchos.
Vamos ilusionados con nuestros nuevos perros «parece que tienen vientos», y al viejo le decimos «Chico, mañana nos toca».
Es un momento de ilusión en el que esperamos pasarlo bien, ver perdices, conejos o liebres y poder colgar alguno en nuestra percha.
Después llega la noche donde se duerme poco, ya soñamos con vernos en el campo. Por fin el despertador anuncia el momento y llega el reencuentro con los compañeros. «¡Valla perillos que te has echado!» y ¡pumba! el tiro de salida. Nerviosismo entre cazadores y perros.
Después llega el bocadillo, la bota y las risas. «Pero que malo eres, si te ha salido en las narices ¡Y la fallas!».
¡En fin! ha sido divertido, unos cazamos para hacer ejercicio, otros lo heredan de sus padres, muchos lo llevan en los genes, pero en definitiva todos llevamos el gusanillo.
Nos quedan las tertulias del bar durante la semana. Que si hay poco o mucho o que si este o aquel pero la caza es un arte, un arte sin más
Un cazador.
