Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

LO QUE PUDO SER Y NO FUE

Lo sentimos mucho pero sí, era una broma.
Es una pena porque a nosotros también nos hubiera gustado que la noticia fuera cierta y que el hallazgo del tesoro romano nos hiciera ricos y famosos. No ha sido así pero fue bonito mientras duró; teníamos tanta ilusión en la inocentada que hasta alguno de nosotros nos la hemos creído.
Esperamos que al menos haya servido para desviar la atención de nuestros problemas cotidianos y echarnos algunas risas. Nosotros hemos disfrutado de lo lindo, tanto en la elaboración de la noticia como con la repercusión y seguimiento que ha tenido. Os agradecemos vuestra colaboración y os pedimos perdón por haber intentado tomaros el pelo, independientemente de que lo hayamos conseguido o no.
De todas formas podéis aprovechar el artículo porque todos los datos, tanto históricos como legislativos, son rigurosamente ciertos y siempre viene bien conocer un poco de nuestra historia. Así que nada, a seguir trabajando para ganar euros, que los «áureos» haberlos «haylos», pero «ande andarán».

APARECEN ENTERRADAS EN VILLORIA DOS ÁNFORAS LLENAS DE MONEDAS DE ORO DE LA ÉPOCA ROMANA.

El hallazgo tuvo lugar de forma casual a primeros de diciembre durante las obras de pavimentación de la calle Tajo, junto a la Alameda, y se ha mantenido en el más estricto secreto.

La información la hemos recibido de un vecino de Villoria que trabaja como funcionario en la Junta de Castilla y León y que prefiere permanecer en el anonimato hasta que la noticia se haga pública oficialmente. Es posible que los vecinos de Villoria hayan estado más de dos mil años literalmente encima de un auténtico tesoro.

Al parecer el hallazgo se produjo el pasado 2 de diciembre de forma fortuita cuando una de las máquinas empleadas en las obras de urbanización de la calle Tajo, junto a la Alameda, trabajaba en la apertura de una zanja para una nueva sección del alcantarillado. Al descargar el contenido de un cazo de tierra aparecieron, por suerte intactas, dos ánforas antiguas selladas con un tapón de cuero atado con una especie de cuerda de esparto. En ambos recipientes estaba grabada la inscripción «Legio VII Victrix Gémina. S.P.Q.R.», símbolos inequívocos de la época romana en la Península Ibérica.

El jefe de obra informó rápidamente al dueño de la empresa constructora, el cual se puso inmediatamente en contacto con el Ayuntamiento de Villoria y con los responsables de Patrimonio de la Junta de Castilla y León. Poco después se personó en el lugar de los hechos el alcalde de Villoria, Pedro Franco, acompañado de dos técnicos del servicio de Patrimonio Cultural, los cuales, siguiendo el protocolo que marca la ley para estos casos, procedieron a la inspección de ambos recipientes sin abrirlos y posteriormente los trasladaron a dependencias de la Junta en Valladolid. Las obras fueron temporalmente paralizadas hasta delimitar si el hallazgo es un enterramiento fortuito y forma parte de un nuevo descubrimiento arqueológico.

La noticia realmente importante saltó el jueves 16 de diciembre cuando fueron abiertas las dos ánforas y se descubrió que estaban llenas de monedas de oro de la época romana, llamados concretamente «áureos», con las efigies de los emperadores Sila y Julio César (siglo I a.C.). Sabemos que el oro empleado en aquella época para acuñar monedas en el Imperio Romano procedía de las excavaciones de las Médulas, en la actual provincia de León. Curiosamente esta ciudad española fue construida sobre el campamento militar de una legión romana, la «Legio VII Victrix Gémina». Esta legión se encargó en su día de la pacificación de la Lusitania, la parte occidental de la península Ibérica a la que pertenecía la antigua «Helmántica», es decir, Salamanca. No sabemos si estas monedas estaban destinadas a pagar la «pecunia», el salario de los soldados romanos o era fruto de los impuestos que los recaudadores romanos se encargaban de recaudar escoltados por miembros de la citada legión romana.

En la Junta de Castilla y León no han querido facilitarnos ninguna información sobre el descubrimiento de tesoro y el Ayuntamiento de Villoria, de momento, ni confirma ni desmiente el hallazgo. Nosotros hemos investigado un poco y sabemos que este tipo de ánforas se utilizaban para envasar aceite o vino y tenían una capacidad aproximada de diez litros. Las monedas descubiertas, los «áureos», eran las de más valor de las que circulaban en la época romana, acuñadas totalmente en oro. Cada una de ellas pesaba aproximadamente 8,1 gramos en la época de Julio César. Estamos hablando, por tanto, de un valor incalculable tanto histórico como monetario.

El Artículo 60 de la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León habla de los «Hallazgos casuales», y dice que «se consideran hallazgos casuales los descubrimientos de objetos y restos materiales que, poseyendo los valores que son propios del Patrimonio Cultural de Castilla y León, se produzcan por azar o como consecuencia del cualquier tipo de remociones de tierra, demoliciones u obras de cualquier otra índole».

Lo verdaderamente interesante de esta ley aparece en el Artículo 61, que habla de «Premios por descubrimientos», y dice que «los hallazgos casuales de bienes darán derecho a percibir de la Consejería competente en materia de cultura, en concepto de premio en metálico, la mitad del valor que en tasación legal se atribuya a los objetos hallados. Esta cantidad se dividirá a partes iguales entre el hallador y el propietario de los terrenos. Si fuesen dos o más los halladores o propietarios se mantendrá igual proporción». Teniendo en cuenta que el descubrimiento ha tenido lugar en una calle de Villoria y que, por tanto, pertenece al Ayuntamiento, nuestro pueblo se puede haber convertido, de la noche a la mañana, en millonario. Entonces sí que Villoria haría honor a su nombre: «Villa Áurea», la villa de Oro.

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