Las protagonistas de este año en la fiesta en honor a Santa Águeda, las Mayordomas, tienen la particularidad de pertenecer todas ellas a una misma familia. Se trata de Josefa Rosa Ramos Vicente y sus cuatro hijas: Paula, Isabel, Isi y Amalia Martín Ramos. Todas son naturales del pequeño pueblo salmantino de Ituero de Azaba, aunque la mayoría de ellas son vecinas de Villoria desde hace muchos años.
Mucho ha llovido desde entonces y mucho más desde que Santa Águeda sufrió el martirio a manos del cruel Quintiano; las mujeres han dado un paso al frente y se han convertido en protagonistas de sus propias vidas, dejando atrás el papel de sirvientas de sus maridos que ocuparon durante siglos: «hemos evolucionado mucho –dice Amalia- aunque todavía queda mucho por hacer. Sigue habiendo mucha desigualdad pero a los hombres de ahora no les queda más remedio que colaborar. Nosotras mismas tenemos mucha culpa porque dejamos todo hecho para que ellos no tengan que hacerlo. En la mayoría de los pueblos son más machistas las propias mujeres que los hombres, fruto de la educación que ha recibido».
Creen que las mentalidades han cambiado afortunadamente para bien y que ellas han intentado inculcar a sus hijos otra forma de ver la vida, «aunque no sabemos si lo hemos conseguido. El trabajo en la casa sigue siendo el menos reconocido y el más desagradecido que existe».
Al hilo de este tema y cuando el ambiente ya está distendido, Isi nos suelta dos frases que nos dejan (somos hombres y maridos) un poco fuera de juego: «emplear el tiempo en la casa y en el marido, tiempo perdido y cuanto más caso le haces, menos caso te hace a ti».
Tanto Amalia como Isi no entienden por qué no pueden ser mayordomas las mujeres solteras, puesto que la propia Santa Águeda se negó a casarse y a entregarse a ningún hombre. Creen que una vida como la de la Santa sería impensable en la sociedad actual, «la historia ha cambiado mucho y ya nadie admite el martirio por su fe, aunque existen muchas mujeres que mantienen muy vivas sus creencias religiosas y sus devociones».
Aprovechamos la ocasión para preguntar a Rosa, Isi y Amalia sobre el ambiente que se respira entre las mujeres del pueblo, naturales de Villoria y forasteras, durante esta fiesta y en general durante todo el año. Reconocen que no resulta fácil integrarse en el pueblo cuando llegas de fuera y que pasan años hasta que te admiten y te sientes como una más, aunque «somos ya más las mujeres venidas de fuera que las de Villoria y hay momentos en que no te encuentras a gusto. Las mujeres en general somos peores entre nosotros que los hombres» afirma Amalia.
Para el día del chocolate van a ir disfrazadas, aunque no han querido desvelarnos el secreto hasta que lo vea todo el mundo. La música propia de los actos organizados correrá a cargo de un tamborilero porque traer una charanga resulta demasiado caro. Los gastos de comida y chocolate se pagan entre todas las mujeres participantes. La continuidad de la fiesta para el futuro está garantizada, pues se siguen ofreciendo mujeres cada año y ya hay mayordomas para los dos próximos años.
Para terminar, las Mayordomas de este año nos manifestaron lo que van a pedir a Santa Águeda, que no es otra cosa que «salud y trabajo para todo el pueblo, que la fiesta y la tradición se mantenga y nunca se pierda y que se apunten también las solteras, porque Santa Águeda nos representa a todas. También queremos dar las gracias por anticipado a todas las personas que nos van a acompañar y, por supuesto, ¡qué viva Santa Águeda».