MÁS DE 20 AÑOS DEDICADOS A LA PINTURA. Cuando preguntamos a Paquita sobre el origen de su afición, asegura que «se nace, desde pequeña siempre me ha gustado la pintura, recuerdo que en la cocina de mi abuela el zócalo era de pizarra y yo me pasaba las noches pintando con las tizas».
Paquita se dedica casi exclusivamente a la pintura, a lo largo del año da cursos en Villoria y Villoruela, a grupos de la tercera edad y aula de la mujer. Es autodidacta, nunca ha estudiado bellas artes y a lo largo de los años se ha formado por su propia experiencia, por la lectura y contrastando con amigos y compañeros, además destaca que también aprende mucho de sus alumnas de pintura.
El único cursillo que ha hecho ha sido con Rafa Carralero donde aprendió a pintar con carboncillo, su estilo preferido, aunque también realiza cuadros en arena, pastel y óleo. «Sobre todo me gusta pintar retratos de personas en carboncillo». Nos mostraba muchos retratos de carboncillo de gente conocida a la vez que nos comentaba que ha pintado más de 1000 cuadros pero ella conserva muy pocos ya que los realiza para otras personas. En su casa, como es normal, los cuadros que visten las paredes son suyos.
«La pintura empezó siendo un hobbie pero evolucionas y cada vez vas perfeccionando más». A la hora de valorar una obra es muy difícil hablar de dinero y según Paquita muchas veces la gente no valora el trabajo que hay detrás aunque matiza que en Villoria la gente se va concienciando del esfuerzo que hay que hacer al pintar ya que lo han experimentado en los cursos. «Soy capaz de diferenciar a cada una de mis alumnas por su paleta de pintar» comenta que cada una tiene su estilo, unas son más estrictas y otras más libres en la técnica, pero está muy contenta con todas ellas.
Sus autores favoritos son Velázquez y Van Gogh y la corriente impresionista ya que los actuales estilos modernos no le entusiasman. Últimamente dispone de poco tiempo para realizar obras para su colección personal. Nadie más de su familia comparte su habilidad para la pintura aunque por ejemplo su padre hace labores en madera.
No solo le gusta la pintura, sino que también la fotografía y sobre todo de Villoria. «Me gusta retratar detalles que después plasmo en pintura». Demostrado está, ya que ha realizado más de 20 obras de ábside de nuestra iglesia que están repartidas por varias personas incluso ha mandado una a Estados Unidos. También nos ha mostrado montones de fotografía de paisajes de Villoria y cuadros en los que plasma estos lugares. Aparte de la pintura y de la fotografía también ha hecho importantes obras en punto de cruz como la iglesia que recreó sin ningún tipo de ayuda y que tiene muchísimas tonalidades.