Desde Madrid, Basi Cascón nos envía esta hermosa poesía.
LA ENCINA EMIGRANTE
Mi pueblo no tiene mar
no tiene altos castillos
tiene un hermosa alameda
con sus chopos muy erguidos.
cuando los chopos dormían,
sorprendidos celebraron
el despertar de ese día.
Cuando levantó la niebla,
entre las hojas caídas,
el sol pudo iluminar
una diminuta encina.
Sobre unas ruedas creció
y la cambiaron de sitio,
recorrió muchos lugares
buscando algo sencillo.
El día que la arrancaron
ya daba sombra la encina,
hojas y tallos sangraron
dejando atrás las colinas.
vive soñando caminos
se está cargando de hojas
su tronco ya va torcido.
Con la corteza rugosa
recordando que ha vivido
sin olvidar aquel día
que la cambiaron de sitio.
Su peregrinar de ciego
sobre el asfalto y el ruido
sin sonreírle a una flor
ni saludar a un olivo.
Siente frío si la riegan
con fragancia de colonia
sueña con claros arroyos
que sólo tiene Villoria.
Ya dejará la ciudad
de universal movimiento
por las verdes primaveras
por su viejo paraíso
por su querida alameda.
Basi Cascón