Su uso se extendió en tiempos de Napoleón, pero la primera cena con alimentos cocidos en una olla a presión se sirvió en los salones de la Royal Society de Londres en 1682. Su inventor, Denis Papin, la llamó «digestor a vapor». Estaba hecha con hierro colado y reducía el tiempo de cocción un 25 por ciento sin que los platos perdieran sabor. Sin embargo, a pesar del avance que suponía, al principio cosechó un rotundo fracaso. A ello contribuyó que muchos de sus primeros usuarios vieran cómo sus comidas se estampaban contra el techo por fallos en la válvula de seguridad.
EL MECHERO
Tal y como lo conocemos ahora, es heredero de un dispositivo que funcionaba con gasolina y que ideó en 1909 el austrohúngaro Carl von Auer von Welsbach, quien también perfeccionó la bombilla eléctrica. En 1932, el estadounidense George Grant diseñó el mechero por excelencia: Zippo. Su popularidad se debió a que, aparte de su facilidad de manejo, era infalible. La publicidad prometía que se encendía siempre, y el fabricante estaba tan seguro de ello que lo garantizaba de por vida. Su aparición supuso un quebradero de cabeza para los fabricantes de cerillas, que incluso consiguieron que los gobiernos aprobaran un gravamen especial contra los mecheros.
EL CHUPA-CHUPS
En 1958 el empresario Enric Bernat introdujo en el mercado español el primer caramelo con un palo al que le llamó «Chups». La idea surgió al darse cuenta de que los mayores consumidores de caramelos, los niños, se sacaban los dulces de la boca con la mano constantemente.
El diseño del logo de esta marca fue encargada al gran Salvador Dalí.
LA FREGONA
El empresario Manuel Jalón añadió un palo a las mopas utilizadas para fregar el suelo para crear la fregona. Un año después funda la empresa Rodex que comercializa este invento por toda España y permite que los encargad@s de la limpieza dejen de arrodillarse para limpiar el suelo.
LAS PALOMITAS DE MAÍZ
Cuando los españoles llegaron a América, los indios les recibieron con collares hechos de palomitas de maíz. Se estima que los amerindios consumían maíz desde hace seis mil años, y dominaban las formas de cocinarlo.
La más sencilla consistía en ensartar una mazorca en un palo para tostarla al fuego, pero pronto descubrieron que era mucho más práctico introducir los granos en una vasija de arcilla puesta al fuego. El mismo principio (aplicar calor) con el que funciona la máquina de hacer palomitas que se fabricó en 1880. En 1907 apareció el modelo doméstico.
EL CUCURUCHO DE HELADO
No fue fruto de un laboratorio de ideas al estilo de Adriá, sino de la casualidad. En 1904, el panadero sirio Ernest Hamwi y el heladero de origen francés Arnold Fornachou ocupaban dos espacios contiguos en la Exposición Universal de San Luis (EEUU). Fornachou vendía tanto que un día se quedó sin platos ni tazas para servir helado a sus clientes, así que tuvo que buscar una solución de urgencia. Viendo que los clientes apenas compraban unas galletas de su vecino, llamadas zalabia, tomó unas cuantas, las enrolló y metió dentro un trozo de helado. La genial idea dio resultado: se mantenía dentro sin problemas, así que empezó a venderlo en cucuruchos. Él agotó existencias, y su compañero Hamwi también.