La vuelta de un veterano.
De auténtico verano la mañana que se nos ha presentado para celebrar el día grande de las fiestas. El tradicional encierro del día 8 que comienza los actos de este día no podía contar con mejor tiempo y así lo demostraba hecho de que la gente se animó y se acercó en buen número hasta el «recorrido habitual».
Con un poco de retraso se dieron suelta a las primeras vaquillas y cabestros que comenzaron ese peregrinar arriba y abajo, abajo y arriba por esa L por la que transcurre el encierro y que, según donde te pongas, lo ves todo o no te enteras de nada. Y con estas primeras idas y venidas llegan lo primeros comentarios del personal asistente que poco a poco se van convirtiendo en chascarrillos, unas veces graciosos y otros con una mala uva que, de postre o hecha vino, envenenaría al más «pintao».
Cierto es que esta primera remesa de astados (as) dejaba mucho que desear para los entendidos en la materia. Así se comienzan a oír frases del tipo «para esto no había hecho falta poner vallas» o la socorrida «si lo se no vengo, con lo agustito que estaba en la cama». «Tranquilos, comenta alguien, que tras esto vendrán los toros, que lo se de buena tinta». Vaca viene, y vaca va, esto se está convirtiendo en algo aburrido y tedioso ; alguno mezcla ya churros con merinas y ataca de frente a quien seguro que no le oye: «hay suegras que son peores que estas vacas»¿se referirá a la suya?. Y en medio de todo esto se acerca un proyecto de vaca con un cuerno patas arriba y un voluntarioso y optimista corredor la cita desde la barrera: ¡eh,toro!. Chico, lo que hace ver unos cuernos de cerca, aunque sean pequeños. Otra vez el mismo comentario de ese espectador que intenta apaciguar los ánimos: «Dos toros, me ha dicho el alcalde que van a sacar dos toros». Ah bueno, eso ya es otra cosa, así el personal se queda más tranquilo.
Y efectivamente, los siguientes en salir fueron un par de toros. Eso se nota cuando se mira la calle de bajada, en un plis plas se queda más vacía que la c
Calle Larga en un noche de invierno. Dos carreras y a los corrales. Fin del encierro, no ha ocurrido nada grave salvo un par de sustos más por los cabestros que por otra cosa.
Y este «no ha ocurrido nada» es lo mejor que podemos contar de un encierro que NO HA SIDO UNO MÁS. Para muchos habrá pasado desapercibido, pero no para sus amigos y conocidos. Ahí teníamos otra vez a Beni, el de la Señora Eladia, este veterano aficionado y corredor que el año pasado no pudo estar con nosotros por culpa de la embestida de un Quat en un encierro en Fresno el Viejo. Pero desde el momento en que pasó la gravedad y su cuerpo le respondió debidamente, sabía que, más tarde o más temprano, volvería a sentir ese gusanillo torero que lleva dentro. Ahí está otra vez, Beni el de la señora Eladia siguiendo el encierro a pie de calle. Alegría para ti y para quien te vemos y te apreciamos.