Inventos domesticos y de nuestra vida cotidiana
EL GRIFO
Las casas de la nobleza romana ya tenían en el siglo I cañerías para el suministro de agua. En la parte final había un rudimentario grifo que consistía en un cilindro perforado que se insertaba transversalmente en la tubería. El nombre procede de la voz griphus: animal que se representaba en el dispositivo. En francés se le llama robinet, que procede de robin, carnero; y en alemán se le llama hahn, que deriva de una palabra que significa gallo.
El inglés Thomas Gyll perfeccionó el invento en 1800 introduciendo el grifo de rosca, que utiliza, básicamente, el mismo mecanismo que los actuales. Al girarla, la rosca presionaba un arandela de goma y ésta a su vez una zapara que impedía que fluyera el agua.
EL INSECTICIDA
El DDT se sintetizó en 1873, pero no se puso de moda hasta 1930, cuando se incorporó al uso agrícola.
Homero recomendaba el azufre para acabar con los insectos, y Plinio el arsénico, elemento químico que siguió triunfando durante la Edad Media y ampliando sus usos. Además de acabar con plagas de insectos de todo tipo, se utilizaba con frecuencia para quitarse de en medio a vecinos y enemigos incómodos. La invención del aerosol en 1926 simplificó y difundió el uso de insecticidas
LOS CALCETINES
Nacieron en el Neolítico, junto con las primeras botas, pero la industria del calcetín propiamente dicha surgió en el año 256 a. C. en Egipto. De ese año datan los más antiguos que se conservan. Se encontraron en una tumba de un niño, están hechos a ganchillo y tenían dos partes: una enfundaba el dedo gordo y la otra el resto. Los romanos los incorporaron a su atuendo en el siglo II d. C.; hasta entonces, no llevaban nada entre pie y sandalia.
EL SONAJERO
Los sonajeros nunca han perdido su carácter mágico; en algunos sitios todavía se coloca un cascabel de plata cerca del bebé.
En el Museo Hirniman de El Cairo se conservan los primeros sonajeros recuperados de los ajuares funerarios infantiles. Aparecieron hacia el año 1360 a. C. y se cree que, sobre todo, tenían un fin mágico: asustar a los espíritus malignos con el sonido persistente que producían. Con los siglos, en España se hicieron tan populares que una pragmática del siglo XVII tuvo que fijar su precio en Castilla como si fuera un artículo de primera necesidad: «Un sonajero, ocho maravedís».
EL RETROVISOR
Ray Rannoun, el primer coche con retrovisor
Empezó su trayectoria en una pista de carreras, concretamente en el circuito Marmon, de Indianápolis. principios del siglo XX era práctica común que se sentara en la parte trasera de los coches de carreras un mecánico para vigilar a los perseguidores. En 1911, en las 500 millas de Indianápolis, Estados Unidos, Ray Rannoun no encontró ninguno que le acompañara, y para ver a sus contrincantes se le ocurrió instalar un espejo en el coche. Obtuvo permiso para tomar parte en la carrera y ganó. Había nacido el retrovisor, que se comercializó en 1914
LAS GAFAS DE SOL
Los primeros en usar unas gafas de sol fueron jueces chinos en el s. XII. No les servían para protegerse del sol, sino para resguardar los ojos de miradas ajenas y permanecer impasibles ante la declaración de los testigos. La primera producción seriada de gafas de sol se debe a la empresa estadounidense Foster Grant, fundada en 1919 por Sam Foster para producir complementos femeninos en el vestir. En 1929 lanzó las primeras gafas de sol para los paseantes de las playas de Nueva Jersey. La empresa creó un famoso expositor para vender las gafas, un carrusel giratorio aún usado ahora e inspirado en el típico asador de pollos, pero dispuesto verticalmente.
La compañía se hizo famosa durante los años sesenta porque consiguió convertir las gafas de sol en un complemento de moda. Ya no se trataba de protejerse del sol, sino de vestir de forma elegante y misteriosa. Para conseguirlo, recurrió a las estrellas cinematográficas. Su eslogan, que aún utiliza en las campañas publicitarias fue: ¿Quién está tras esas Foster Grants? Y detrás podían estar Peter Sellers, Vittorio Gassman, Mia Farrow o Woody Allen.
Fuente Revista Quo