La fiesta de los quintos ha estado casi siempre ligada al servicio militar.
Según Amando de Miguel, » Las quintas fueron el primer sistema de servicio militar obligatorio. Se implanta definitivamente en el siglo XIX, pero contenía tantas exenciones que en la práctica significaba que la mili la hacían verdaderamente los mozos de las clases modestas. Se decía quintar para establecer un sorteo por el que alrededor de un 20% de los mozos llamados a filas (los nacidos en una fecha) entraban en la conscripción. El quinto era también el elevado impuesto por el que un mozo se podía librar de «servir al Rey». Popularmente, los «quintos» eran los soldados de reemplazo».
Aunque su implantación fue durante el siglo XIX, este sistema de reclutamiento comenzó a utilizarse en tiempos de Carlos III; según algunos estudiosos del tema consistía en elegir a uno de cada cinco mozos aptos. De ahí que se aplique el vocablo «Quinto» a los convocados a filas durante un determinado año.
Así pues, la fiesta de los quintos ha estado casi siempre ligada al servicio militar. Celebraban esta fiesta los jóvenes varones que cumplían veinte años ( un quinto de siglo) ese año y que a lo largo del mismo se incorporarían a filas para hacer «la mili», que entonces era obligatoria. Posteriormente la edad de incorporación al servicio militar se adelantó a los 19 años, lo que en nuestro pueblo dio lugar a que dos quintas celebraran su fiesta el mismo año.
Dos han sido los hechos que han marcado esta festividad en los últimos años. Por una parte la incorporación directa de las chicas a los actos festivos y por otra el fin del servicio militar obligatorio.
En lo que se refiere al primero, fue a principios de la década de los ochenta cuando las mujeres entraron a formar parte activa de la fiesta. Algo que para algunos fue una traición a la tradición y para otros un soplo de frescura y de innovación en algo que poco a poco estaba condenado a la desaparición, como ha ocurrido en más de un pueblo de nuestra provincia.
La suspensión en el año 2001 de la mili obligatoria marcó también un antes y un después. A partir de ahora el motivo por el cual se celebraba esta fiesta había desaparecido y, lo que es mejor, los jóvenes la podían celebrar sin pensar que a lo largo del año tendrían que abandonar sus hogares y sus familias para pasar un año o más en el cuartel o destino que le correspondiese.
Sea como fuere,la tradición,afortunadamente, se sigue manteniendo gracias, en parte, al buen número de jóvenes-quintos y quintas- de esta edad del que aún podemos disfrutar en nuestro pueblo. Son unas fechas inolvidables para todos aquellos que las hemos vivido -que hemos sido la mayoría-
Desaparecidas las causas, motivos o razones militares que envolvían esta fiesta, había que buscar otros pretextos para seguir celebrándola y a fe que se han conseguido porque la fiesta sigue, si cabe, con más fuerza. ¿Qué cuales han sido estos pretextos? Pues para ser sinceros no los sabemos, lo que si sabemos es que cada año, rondando la fecha del 17 de Enero-San Antón-, quintos, quintas, cintas, bombos, bidones, subidas al monte, leña , rondas y diversión siguen manteniendo la tradición.