Pero este fenómeno atmosférico tiene también sus inconvenientes. Uno de ellos, el más inmediato y preocupante es la consecuencia que trae su presencia en las carreteras. Como todos los inviernos, la climatología hace que la circulación se complique, la niebla, las heladas, la lluvia y la propia nieve se convierten en enemigos de los conductores. Por fortuna, la nevada vino acompañada con agua, lo que impidió que cuajara y se evitaran los consiguientes problemas de circulación.
La carretera tiene un sinfín de peligros, no vamos a enumerar todos y cada uno de ellos, ya hemos hablado un poco por encima de los fenómenos atmosféricos invernales. Pero a estos hay que añadir últimamente un peligro, que no es nuevo en nuestras carreteras, pero que conviene recordar para que nadie baje la guardia porque se nos puede presentar a cualquiera.
En caso de encontrarse en una situación de este tipo, aunque los daños sean sólo materiales, es aconsejable siempre ponernos en contacto con la guardia civil, para dejar constancia de ello y que las compañías aseguradores no pongan impedimento alguno a la hora de hacer frente a los costes del siniestro.
Una vez cosechados los maíces, los jabalíes se mueven más en busca de alimentos, lo que les lleva a desplazarse hacia zonas más cercanas a las poblaciones y a atravesar carreteras y caminos con el peligro que eso conlleva. Ahora que la temporada de caza menor llega a su fin, no estaría demás que se permitiera la caza selectiva de estos animales en los distintos cotos donde hayan sido avistados. No hacerlo sería una irresponsabilidad por parte de quien corresponda.