Moríñigo: cuna de otro personaje relevante de Las Villas
Estudió como seminarista en Salamanca y posteriormente Derecho y Filosofía y Letras.
El «Dómine Batuecas»- pseudónimo que le gustaba utilizar en sus escritos- fue un personaje de marcadas ideas republicanas, llegando a ser Diputado y secretario en las Cortes generales tras la llamadas «Revolución de Septiembre» de 1868 que terminó con el reinado de Isabel II y que dio paso al corto reinado de Amadeo Primero de Saboya y cuya renuncia tras dos años de reinado dio paso a la Primera República, que ya no pudo ver nuestro personaje.
Su corta vida transcurrió en Madrid donde, a parte de la política, se dedicó a diversas facetas como el periodismo, colaborando con medios de comunicación de aquella época como «El Pueblo» «La Discusión» o «La Revista de España», la literatura, la filosofía, la poesía e incluso la biografía. Fue también un destacado y brillante orador.
Su obra y aportación más importante fue la recopilación y posterior publicación de Fuero de Salamanca. Por primera vez «sale á la luz un monumento glorioso para esta Ciudad ilustre y para toda su provincia».
El «Fuero de Salamanca» no fue una concesión de los reyes sino de los «representantes populares de la autoridad, que ejercieron funciones legislativas» y tuvo «tanto mayor vigor y fuerza, cuando que fue sancionada por la tolerancia de los monarcas que la respetaron y aprobaron, ya directa, ya indirectamente, en larga serie de años y al través de vicisitudes de índole varia».
El texto incluye 370 acápites con un contenido muy amplio: de quien ampara al enemigo, dar derecho de muerte, los «fiadores de segurancia», las «mandaciones» (atribuciones) del Concejo, funciones de los alcaldes, la justicia, ladrones y hurtos, herencias, orfandad y viudedad, vendimias, ganado, «soldadas» (sueldos), ferias, «emprestar» dineros, diezmos, ofrendas, cotos, querellas, etc.
Contiene, asimismo, un primer apéndice en donde el autor anota y explica diversos aspectos de interés relacionados con el fuero; un segundo con los privilegios concedidos a la ciudad, la donación de Fernando II y las Ordenanzas de 1619; y, finalmente, los fueros de Béjar, «la perla de la provincia»; de la histórica villa de Ledesma y de la renombrada Alba de Tormes; así como los privilegios de Ciudad Rodrigo y una mención a otros pueblos de la provincia que tenían fueros o provilegios especiales: Fregeneda, Barruecopardo, Navasfrías, Negrilla de Palencia, San Cristóbal del Monte, Villoruela, Campo de Peñaranda, etc.
Narciso Turrión