El pasado sábado 2 de febrero, en el campo del Arenal de Villoria se jugó un partido de fútbol base correspondiente a la primera provincial infantil entre los equipos del C. D. Promesas de Villoria y el C.D. Hergar de Salamanca. Interesante encuentro que terminó con la victoria del Promesas por 2 -1., pero en este caso, como en otros muchos, el resultado es lo de menos.
Parece ser que la derrota no sentó demasiado bien a los de las capital- que venían de favoritos- y se quedaron con 0 puntos en su casillero. Los platos rotos de la pataleta de los infantiles del Hergar lo pagaron los vestuarios municipales de nuestro pueblo.
Es normal que tras un partido jugado en un campo con barro haya suciedad en los vestuarios,. Lo que no es normal es que ese barro esté bien refregado por los suelos, por las paredes e incluso sea utilizado para regalarnos la vista con palabras poco edificantes- por decirlo de una manera suave-. Hay que reseñar que esto los hicieron chavales de entre 11 y 13 años y, lo que es peor, se supone que al frente de ellos habrá uno o más responsables mayores de edad que permitieron semejante comportamiento.
Se supone que este tipo de competiciones deben de ir más allá de lo deportivo y potenciar otro tipo de valores entre nuestros niños y jóvenes. Si no es así, mal vamos. El C.D. Hergar, club con solera y buen nombre dentro del fútbol base salmantino debe una disculpa al Promesas Villoria y si nos apuran, a nuestro pueblo.
Queremos creer que esto es una simple anécdota y que la Federación tomará buena nota para que no vuelva a suceder. Si no lo hace, cometerá un error que, a la larga, se volverá contra un deporte que cuenta ya con demasiadas anécdotas de este tipo -y bastante peores- poniendo en entredicho una competición que debiera ser escuela de deportividad y educación para nuestros menores.