De vez en cuando Santa Bárbara nos sigue echando un capote.
Como suele ocurrir con bastante frecuencia en estas fechas, el tiempo ha vuelto a jugarnos una mala pasada y el agua se ha convertido en protagonista para hacer honor al día que lleva su nombre.
El año pasado tal día como hoy, comentábamos que era conveniente evitar la dispersión de actividades y procurar reunir el mayor número de gente en cada una de ellas para dar la imagen real de que hay ambiente en nuestro pueblo. Este año se ha conseguido, al menos en parte, en torno al Centro Cívico. La sesiones de baile amenizadas por las discotecas móviles el sábado y el domingo y la orquesta del lunes han sido el foco central de las fiestas en honor a Santa Bárbara de este 2013. Al menos hemos visto como se llenaba, llegando incluso a quedarse pequeño la noche del sábado. La barra de bar que se habilita dentro del salón estos días y la presencia de discotecas móviles serán probablemente las dos principales causas, entre otras, de que esto sea
El resto de actividades-pelota, teatro, actos religiosos etc- han contado con su público fiel y un año más, el lunes, día de la fiesta, la gente-sobre todos jóvenes- han vuelto a acercarse al monte para pasar allí el día entre hornazos, parrilladas, paellas, etc. y su correspondiente ración de bebida. Un monte en el que han podido «acampar» gracias a un grupo de valientes que, ayudados por algún miembro de la corporación municipal, se encargaron de limpiar hace unos días. Pocos trabajando y muchos disfrutando, como de debe ser. Para los que nos suben al monte el programa de fiestas lo decía bien claro: a las 12 Misa y Procesión, a las 10 Baile. Sin comentarios.
Terminamos hoy martes con la tradicional paella que se ha visto pasada por agua y donde los paraguas han formado parte del paisaje. Un arroz que casi se nos convierte en sopa gracias al líquido elemento que no acaba de dejarnos, pero que no ha sido capaz de aguarnos la fiesta, porque la fiesta está para eso, para disfrutarla, pese a que alguno nos ha dado un buen susto, pero que, afortunadamente se ha quedado en eso, en un susto que nuestro compañero y colaborador Rubén seguro recordará cada año por esta fechas. Santa Bárbara le echó su capote, o su capa,como queráis. Que el año que viene lo podemos contar y vosotros leer.