ADOLESCENTES EN INTERNET.
SOBRE UNA ENCUESTA DE LA ORGANIZACIÓN DE CONSUMIDORES Y USUARIOS (O.C.U)
De forma periódica los medios de comunicación informan de casos de adolescentes que han sufrido acoso en internet. No ha de extrañarnos que muchos padres se inquieten y se pregunten si sus hijos están en peligro o si son sólo desafortunadas excepciones. Y, sobre todo, sí su supervisión puede ayudar a minimizar riesgos.
Una generación de nativos digitales:
Lo que a estas alturas resulta indudable es que es poco realista pretender que los más jóvenes permanezcan al margen de las nuevas tecnologías, o que sólo puedan disfrutarlas en presencia de sus padres. La enorme mayoría de ellos, el 95%, ya está usando internet. El porcentaje de padres que se decantan por impedirlo no alcanza el 1%. Y si bien el lugar más común para hacerlo sea en casa y en una zona común, casi la mitad de los chicos también tiene acceso desde una habitación privada y hasta un 46% a través de su móvil. Los adolescentes están surcando la red y los padres se lo permiten, pero no porque no les quede otro remedio. Internet en general y el correo electrónico en particular son percibidos muy mayoritariamente como positivos y sólo una cuarta parte opina que las redes sociales son un entorno negativo. Incluso los videojuegos online reciben la aprobación de 6 de cada 10 padres. No existe por lo tanto un recelo genérico, masivo e irracional hacia el ciberespacio y sus posibilidades. Los padres han optado por una aproximación comedida y razonable a los posibles problemas. Y es que posiblemente tampoco hay otra alternativa cuando de lo que hablamos es de mediar ante una generación de nativos digitales: chicos que no han conocido una realidad sin red y que, en muchos casos, saben manejar estas tecnologías mejor que sus padres.
Ni alarmar, ni subestimar:
Los padres de estos nativos digitales se enfrentan al reto de mantener la cabeza fría y no caer en el alarmismo, pero al mismo tiempo deben ser conscientes de que los peligros existen y no son desdeñables.
Un 21% de los padres contestaron que sus hijos habían tenido problemas en Internet durante los últimos 12 meses. Problemas que van desde ciberfraudes que también afectan a los adultos hasta terrenos más escabrosos como adultos que se hacen pasar por adolescentes o propuestas de desnudarse ante la webcam.
Más de la mitad de los padres (un 55%) opina que sus hijos hacen cosas online que lamentarán cuando sean mayores, un sentimiento respaldado por cifras inquietantes como ese 6% de menores que se ha citado cara a cara con personas que solo conocían en la red, el 8% que ha sido víctima de ciberacoso e insultos, o el 10% que ha activado sin quererlo servicios de pago.
Reglas sí, pero refuerzo también:
Son mayoría los padres que fijan reglas sobre el uso de internet, y para 6 de cada 10 niños estas normas son flexibles. Las más comunes determinan el tiempo máximo que puede pasarse en internet y las horas a las que está permitido conectarse. Pero algunos padres usan además otras técnicas más sofisticadas. Un 20% utiliza actualmente un software de control parental y hasta un 28% lo hizo en el pasado, especialmente para bloquear el acceso a determinadas webs o programas. A estos habría que añadir los que han empleado estrategias como revisar la historia de navegación (50%) para saber qué páginas han visitado sus hijos, o aquellos que han espiado los mensajes de email y mensajería instantánea (28%). Algunos incluso cogen el móvil de su hijo para ver los mensajes enviados y recibidos (20%), pues son bastantes los que creen que sus hijos les ocultan cosas.
Afortunadamente, la mayoría elige un camino más honesto: intentar que sea el propio adolescente quien se haga responsable. Así, el 79% habla con sus hijos sobre lo que hacen en internet y el 63% les explica el motivo por el cual ciertas webs no son buenas y deben evitarse. Navegar con ellos, darles consejos para un uso más seguro o decirles qué hacer si encuentran algo perturbador, son otras formas habituales de fortalecerles.
Lo que nuestra encuesta muestra con claridad es que cuanto menos capacitados informáticamente se declaran los padres y más dicen desconocer internet, menos ponen en práctica acciones destinadas a respaldar un acercamiento responsable de sus hijos a esta realidad.
Una pizca de técnica y una generosa de sentido común:
A este consejo elemental de comprender lo mejor posible como funciona internet para poder transmitírselo a nuestros hijos, pueden sumarse otros menos evidentes. El más importante es hablar con ellos de forma abierta y acorde a su edad sobre lo que pueden encontrarse en la red y el motivo por el cual conviene evitar a ciertas personas, contenidos o actitudes. No hay que meterles miedo, sino hacerles entender que algunas personas tienen malas intenciones y que no todas son lo que dicen ser. Por este motivo, hay que evitar dar datos personales, contraseñas o cualquier detalle que los amigos o enemigos puedan utilizar para hacernos daño. Y, desde luego, no quedar nunca en privado con gente que no se conozca previamente. También hemos de dejarles claro en qué tipo de webs no queremos que entren y establecer consecuencias clara si nos cuentan una mala experiencia, tendremos que hacerles sentir que han hecho lo correcto y evitar que piensen que lo que ha ocurrido es culpa suya.
Y es que, en el fondo, educarles para la red no es muy distinto de hacerlo para la vida.