«HABERLOS HAILOS»
Hoy quiero escribir y no me fluyen las ideas y me doy cuenta que no es extraño, mi vida social se reduce a un espacio tan reducido si no fuera por la caja tonta que es la televisión. Yo no sé quien le puso ese nombre pero acertó, porque a los que ya no podemos salir de casa nos tiene atontados, atontados y de mala leche, primero, por la cantidad de programas que emiten que no tienen ni pies ni cabeza y segundo, por las injusticias que sabemos por ella, pues ni lo que no vale para nada y aburre, ni lo que te pone de mala leche, por la injusticia, nos sacan de la monotonía casera.
Pero la vida casi siempre ha sido así para los «cascaos». Su espacio se reduce tanto que hay veces que dices lo que en realidad no debieras decir, no por ti, si no por los que te quieren. Pero vamos hablar de la tele, la que he definido como caja tonta, la he definido así porque al estar todo el día en casa acabas atontado, con la cabeza llena de datos y de personajes, todos desconocidos pero que muchos te ponen mal de los nervios al saber lo que hacen con el pueblo llano, con el pueblo inocente, que se marea con los datos y que se cabrea cuando sabe la cantidad de ladrones que salen cada día. En la tele parece que les va a caer una muy gorda y al día siguiente se les ve por la calle con sus coches de lujo y aquí no pasa nada y no es porque hayan pedido perdón o devuelto lo que se han quedado, no, de eso nada, pienso yo que como el dinero lo puede todo, el dinero también tiene poder para que perdonen todo.
Me acuerdo de la primera televisión, aquella en blanco y negro, y única, y con muy poca antena.
Antes besabas un sapo y te salía un príncipe, como en el cuento, ahora besas a un príncipe y te sale un sapo, pero un sapo listo que se apropia de un montón de millones, como el del caso NOOS,
Bueno no tenía ganas de escribir pero al poner la tele, de la que yo no soy muy amigo, me dio pie para hacerlo, aunque no como a mi me gustaría, pues me estoy dando cuenta que me estoy volviendo criticón y no se a quien echarle la culpa…pero «haberlos hailos».
DEL TIEMPO DE LOS VIEJOS
¿Qué es lo que veo?
pasan los nubarrones,
se oscurece el cielo,
¿va a llover? no, no lo creo,
lo que pasa que partiendo una nuez,
me acabo de machacar un dedo,
y lo veo todo negro.
Que tonterías se escriben,
cuando sobra el tiempo,
ni llueve, ni me mache un dedo,
pero me pongo a escribir,
porque me está sobrando el tiempo.
Pero como es mi tiempo,
hago con él lo que quiero,
porque…¿qué es el tiempo en este tiempo?
¡qué bobadas!,…¡tiempo!
y nada más que se va y se va,
como el aire que sopla en la calle,
que aunque mires no lo veras jamás.
Pasa un viejo y va caminado lento,
no está cojo, no está enfermo,
¿qué le pasa?
que no se le da pasado el tiempo,
y así despacito le cuenta
a un vecino un cuento.
Mirando estoy en la televisión
un partido de fútbol,
casi se lían a tortas
porque el partido se acabó,
y el árbitro solo descontó un minuto
y los de casa, como pierden, querían dos.
¡Qué cosas! ¡un minuto!
equivale a una pelea entre amigos,
rompe con una ilusión,
y a otros, no les da pasado el tiempo
este mundo es un follón.
No quiero aquí divagar mas,
y no porque me falte el tiempo
ni porque no quiera hablar
porque creo que es mejor,
dejar todo como está.
Sigifredo Maria Cascón