Los cambios fisiológicos afectan a todos los aparatos y sistemas del organismo
Actualmente en nuestra sociedad existe una preocupación por las personas mayores. En la Fisioterapia también se tiene en cuenta a este colectivo y se trabaja para enlentecer los cambios fisiológicos que produce el paso de los años, mediante técnicas basadas en el movimiento, a las que denominamos revitalización preventiva.
En los últimos años el número de personas mayores en España ha aumentando, por el incremento de la esperanza de vida. Los mayores representan aproximadamente el 17% de la población total, siendo más alto el número de mujeres que de hombres.
Los cambios fisiológicos afectan a todos los aparatos y sistemas del organismo: al sistema circulatorio, al aparato digestivo, al aparato respiratorio, al aparato génito-urinario, al aparato locomotor, al sistema nervioso, al metabolismo, al sistema inmunológico y a la piel y los anejos cutáneos.
La revitalización geriátrica es la aplicación de técnicas rehabilitadoras al anciano sano con el fin de retrasar los cambios fisiológicos y por tanto alargar la independencia del individuo y mejorar su calidad de vida.
Con la actividad física se consigue evitar alteraciones tales como hipertensión, arteriosclerosis, hipercolesterolemia, estreñimiento, pérdida de fuerza y potencia muscular, disminución de la amplitud articular, disminución de la capacidad pulmonar, fatiga, ansiedad o depresión.
También hay que tener en cuenta que la práctica de ejercicio físico no controlado puede tener consecuencias negativas en el organismo, que podemos clasificar en tres grupos: alteraciones traumatológicas, tales como esguinces, roturas de fibras, fracturas o tendinitis; alteraciones vasculares, que se traducen en sobrecarga cardiaca y alteraciones de otra índole, tales como deshidratación o cólicos nefríticos.
Una sesión de revitalización geriátrica tiene una duración de 50 minutos y debe tener una frecuencia de 2-3 veces por semana.
Cada sesión consta de una serie de ejercicios que incluyen:
– Estiramientos de los principales grupos musculares.
– Activación cardiopulmonar aeróbica mediante carrera continua suave.
– Ejercicios de fuerza muscular adaptados a las personas mayores.
– Ejercicios respiratorios.
– Actividades de coordinación, equilibrio y agilidad.
Se motiva a la persona mayor al consumo de agua durante la sesión, para que al menos tome medio litro, ya que la hidratación es muy importante para evitar efectos adversos.
Se hace una evaluación inicial de las condiciones del anciano antes de comenzar la realización de las sesiones y posteriormente cada tres meses para comprobar los efectos que la actividad física ha causado.
Puesto que el ejercicio físico es un elemento de salud, no esperemos a estar enfermos para practicarlo, sino adoptemos el hábito desde jóvenes para mantener el cuerpo y la mente sanos.
Beatriz García Franco,
Diplomada en Enfermería y Fisioterapia