Siento mucho tener que haber llegado a defenderme a través de este medio una vez que ha pasado tanto tiempo
Buenos días a todos, hace mucho que no aparecía en esta revista y aunque ya hace año y medio que no pertenezco a la disciplina del Promesas de Villoria y en su momento preferí marcharme sin hacer ruido por el bien del Club, me han llegado ciertos comentarios sobre mi persona que son totalmente falsos y malintencionados, y por ello creo que estoy en mi derecho e incluso en la obligación de aclarar algunos puntos.
En primer lugar, asumir los errores que yo he podido cometer en mi etapa en el Promesas, y pedir disculpas a quién haya podido hacer daño, en ningún momento fue mi intención. Pero creo que absolutamente nadie puede negar mi dedicación, compromiso, trabajo y esfuerzo por el Club, desde el primer día hasta el último que estuve en él.
A continuación quiero aclarar los motivos por los que decido marcharme del Promesas. En el momento de empezar los entrenamientos de la temporada 2.012/2.013 aviso a todos y cada uno de los jugadores que formaban parte de la plantilla, tal y como hacía al inicio de cada campaña. En el momento de avisar a uno de ellos, sus padres me comunican que no quieren que su hijo esté conmigo esa temporada ya que les han informado de que yo he hecho un equipo de fútbol sala para ir a jugar a Babilafuente en sus fiestas patronales y he avisado a todos los miembros del equipo menos a su hijo. Intenté explicarles que eso no era cierto, ya que los hechos, y gracias a Dios tengo muchas personas que pueden dar fe de ellos, suceden de otra manera muy diferente. Son los niños de Babilafuente los que llaman a mi hijo para que vaya a jugar un día con ellos porque les falta gente y yo me limito a llevarle el día y a la hora que me indican, ni más ni menos. Cuando voy a hablar con el presidente del Promesas, este me dice que si, que los padres de ese niño habían ido a hablar con él por ese tema. Le recrimino que no me informara de ello en su momento o que al menos hubiera organizado una reunión con esos padres para aclarar el malentendido, ya que eso es lo que fue, un simple malentendido. Ante lo sucedido, decido que mi etapa en el Promesas ha terminado. Lo quiero dejar claro sobretodo para que las personas interesadas sepan la verdad de los hechos, si es que les interesa, ya que entiendo que si eso hubiera sido cierto tuvieran motivos para estar enfadados. Si no les importa da igual, mi conciencia, que es lo que me importa, está muy tranquila.
También se dijo en su momento que yo les decía a los jugadores que si no pasaban el balón a mi hijo les retiraba del campo. Me parece ridículo el comentario, pero aún así aclarar también que cuando yo entrenaba, el vestuario siempre estaba abierto para todos los padres que allí querían entrar, y muchos lo hacían, todos ellos pueden corroborar la falsedad de estos comentarios, pero aún así, mis mejores valedores y testigos son los propios niños que tuve el placer de entrenar, ellos saben que no miento.
Pero lo que de verdad me indigna y es el motivo por el que escribo esta carta, es que haya alguien que me acuse de haber faltado al respeto a los niños, de insultarles y menospreciarles, hasta «hijos de p…» hay quien dice que les llamaba. He visto crecer a estos niños, a muchos de ellos los he tenido conmigo desde que empezaron a los seis años hasta los nueve, y han sido muchas horas juntos, trabajando, aprendiendo ellos de mi y yo de ellos. Es cierto que siempre les he exigido mucho y les he intentado inculcar mucha disciplina y que no les dejaba jugar si no trabajaban, si faltaban a los entrenamientos injustificadamente o si insultaban o pegaban a algún compañero. Estoy muy orgulloso de haber conseguido que durante el tiempo que yo les entrené hubiese un grupo de amigos, dentro y fuera del campo de fútbol y por supuesto, esa misma disciplina me la he exigido a mi mismo y por supuesto jamás insulté ni hice menosprecio a ninguno de ellos.
Siento mucho tener que haber llegado a defenderme a través de este medio una vez que ha pasado tanto tiempo, y con esto no quiero sacar trapos sucios de nadie, por el cariño que tengo a esos niños, los cuales, a día de hoy cuando tengo la oportunidad de verles jugar, siento como míos, pero hay quien me acusa de ese tipo de cosas y dado que me considero una persona seria y no me gustan las injusticias, ni para mi ni para nadie, quiero decirles desde aquí a las personas que van inventando estas milongas, que tengan el valor de decirlo delante de mi para que pueda defenderme. Por las esquinas es muy fácil, cobarde y rastrero ir injuriando y faltando al respeto a los demás.
Ahora que decido hacer pública esta carta, quiero aprovechar para agradecer a Felipe y Satur todo el apoyo que me brindaron, ya que fue un momento muy duro para mi y mi familia, y ellos me apoyaron y entendieron. Muchas gracias.
David López