NUEVO ARTÍCULO PUBLICADO DE EMILIANO DE TAPIA PÉREZ
En anteriores ocasiones ya hemos incluido algún artículo del párroco del barrio de Buenos Aires. Emiliano de Tapia Pérez, a continuación os presentamos unas líneas que nos acercan a una publicación aparecida en su blog de Tribuna de Salamanca, que nos puede dar que pensar, reflexionar, debatir y comentar entre nuestra gente cercana, esperemos que os guste.
A estas alturas ya nadie tenemos dudas que el número de personas y de situaciones de empobrecimiento ha crecido de forma cuando menos preocupante, dolorosa y sin haber encontrado final de camino. Comida, vivienda, salud y educación, están siendo los ejes que de una manera o de otra, atraviesan las distintas situaciones a las que se ven avocadas personas, grupos o colectivos de diverso origen o procedencia.
Lamentablemente, estas no van a ser las preocupaciones que lleven a nuestra clase política, en estos días de discursos, a denunciar, a desgranar y dar visibilidad al verdadero dolor que se esconde por demasiados rincones del Estado español.
Quizá el resto de ciudadanos y ciudadanas tampoco sabemos dar con las respuestas y promoverlas adecuadamente acompañados de los protagonistas del empobrecimiento; pero, aún siendo conscientes de esta realidad, aportar algunas reflexiones desde el día a día para la búsqueda común, con la única pretensión de poner sobre la mesa la responsabilidad de ciudadano, me parece necesario, importante e imprescindible. Solamente de maneras de pensar distintas podrán nacer soluciones distintas.
Cuando el empobrecimiento se acumula y se multiplica en espacios de exclusión, detrás no existen más que intereses económicos; barrios, por ejemplo, para el negocio del narcotráfico, o cárceles para evitar asumir la tarea de hacer frente a los problemas graves de los enfermos mentales, o pueblos rurales expoliados en sus bienes comunitarios porque se hace más urgente el negocio de la alimentación, del agua o de la tierra. Tampoco se hablará de afrontar estos problemas rurales gravísimos del momento, o de los enfermos mentales en las cárceles del Estado, o de tantos barrios abandonados a su suerte.
Las nuevas leyes a punto de aprobarse, el nuevo Código penal reformado, apuntan hacia el sometimiento sí o sí. El Sistema Capitalista cada vez más rico no permite Derechos, sino sometimiento; no permite pensar y actuar de otras maneras, pues se creen con la única verdad; en ellos no hay cabida para la diversidad. Pero, sin embargo, cuando hay hambre y sin techo y sin acceso a la salud o a la educación, no cabe el sometimiento.
Para este Sistema todo le irá bien, no lo olvidemos, siempre que refuerce su crecimiento y su ambición por acumular sin límites. Empobrecer es como una necesidad. Enriquecerse es su única pretensión.
Confirmar, pues, que si hay otra manera de ver y de pensar será posible otra forma de hacer. Pienso que es parte necesaria de nuestra tarea humana. Esta sensibilidad nunca aparecerá en las personas y los aparatos que ha generado y apoyado el propio sistema capitalista para su supervivencia. Y en estas estamos.