Todavía hay mucho profano en la materia que, influenciado por la visión americana del asunto, se sorprende cuando le digo que los funcionarios de prisiones en España no llevamos encima ningún tipo de defensa. Entonces, ante su cara de sorpresa, tengo que explicarles que el día a día en una prisión, el 90 por ciento del tiempo, la vida transcurre con normalidad, entendiendo normalidad en el sentido estricto de la palabra: aquéllo que discurre dentro de la norma establecida. Los internos saben que están presos y que de allí no van a salir. Saben que hay una serie de directrices que tienen que cumplir y, en su mayoría, las cumplen. Y cuando no las cumplen se les llama al orden de forma verbal y entonces, también en un porcentaje altísimo, rectifican, por la cuenta que les trae. Sólo en contadas ocasiones hay que recurrir a la fuerza física y sólo en ocasiones extremas hay que recurrir a los medios coercitivos, que están en una sala aparte. Si esto es así y, mal que bien, funciona, es porque la AUTORITAS se presupone por el hecho de llevar un uniforme. No hay que ir amenazando ni maltratando. Respeta y te respetarán.
Y cuando no te respetan, pues pasamos de la cita del comandante Barranca a la de los guardias civiles en «Amanece que no es poco», cuando dicen aquello de:
– Lo de dar guantazos es un esquema muy sintético que conviene utilizar poco… y utilizarlo bien. Casi en plan poético diría yo… Uass, uasssssss. ¡Como algo prodigioso! ¿Tu me entiendes?
– Pues claro hombre ¿No te voy a entender?
Y esa es la única forma en la que cincuenta funcionarios pueden controlar diariamente a más de mil presos sin que haya altercados todos los días. CON RESPETO MUTUO.
Y lo que veo desde mi perspectiva no me gusta nada. Porque, por un lado, el gobierno se empeña en ignorar y en hacer el vacío informativo a manifestaciones de cientos de miles de personas que están hasta el nabo de que se rían de ellos. Y por otro lado, hay una minoría de este sector que se escuda en la muchedumbre para impunemente y con la cara tapada pasarse la autoridad por el forro de los cojones. Y en medio, están los de siempre. Los curritos. Los policías, a los que mandan allí los de las corbatas a batirse el cobre y a los que, no nos engañemos, hagan lo que hagan, los van a joder. Si dan palos porque los dan y si no dan palos porque los reciben. PORQUE VEO UN GOBIERNO QUE LE HA PERDIDO EL RESPETO A SU PUEBLO Y VEO UN PUEBLO QUE LE ESTÁ PERDIENDO EL RESPETO A SU GOBIERNO. Y así no se puede…
Chema Moreno