Comenzamos las fiestas con un minuto de silencio en memoria de todos a aquellos que nos dejaron durante este año y el pregón que nos ofrecieron Antonio, Santiago y Ángela, y las terminamos con doce campanadas de fin de fiesta, un acto novedoso por estos lares. Ya lo dijo nuestro alcalde en el programa de presentación de las fiestas- , cuando éstas terminan «Es como el final de un año y el comienzo de otro para nosotros» .Y al final de un año lo que procede es dar la bienvenida al siguiente con las doce uvas, en este caso gominolas , lo que se hizo bajo una fina lluvia y a golpe de improvisación musical ante la ausencia del pertinente reloj. Si esto sigue así habrá que arreglar el antiguo o montar uno nuevo.
Y entre uno y otras hemos pasado cinco días a pleno rendimiento en lo que al aspecto lúdico se refiere. Cinco días que se han hecho cortos para unos y largos para otros, pero que no han dejado indiferente a nadie. Como casi siempre, la participación en todas las actividades programadas ha sido más que significativa. Pero si ha habido algo que se ha llevado la palma eso ha sido el festival taurino en el que participaba el mediático toreroactorcantante Jesús Janeiro Bazán, más conocido como Jesulín de Ubrique.
Como ya ocurriera con su hermano Víctor, el revuelo fue grande cuando se anunció su participación en los festejos taurinos de las fiestas de 2014. Pero se superaron todas las expectativas cuando el lunes 8, día grande de la fiesta, la plaza de toros comenzó a recibir gente y gente hasta completar prácticamente el aforo. Esto por dentro, que por fuera tampoco andaban a la zaga. Gente de todo tipo y edades que tuvo, incluso, que aguantar estoicamente el chaparrón que cayó minutos antes del festejo y que no aplacó sus ánimos para ver al de Ubrique en su faceta de matador de toros.
Como era de esperar, el no va más llegó cuando finalizó el festival. A partir de aquí móviles y cámaras de fotos echaban humo intentando inmortalizar a familiares, amigos o conocidos en una instantánea con el polifacético Jesulín. No hubo desmayos pero casi. En fin, tarde redonda como el coso taurino; reseñar que el maestro estuvo DE DIEZ aguantado todo lo que se vino encima. Seguro que para él fue más difícil lidiar a la multitud que a los morlacos que le tocaron en suerte. Se agradece su humildad, amabilidad y cortesía.
Entre toros, charangas, peñas, verbenas y con tu física y tu química bailando, nunca mejor dicho, al son de Enrique Iglesias-pleno al 5- los días fueron pasando dejándonos poco a poco huérfanos de actos festivos y cansados hasta el punto de echar de menos lo cotidiano. Y es que hasta la diversión cansa.
Pero faltaba el broche final. Este broche final que suponen los actos programados para el último día de fiesta que se celebra con ganas renovadas como si del primer día se tratase: El concurso cultural-todo un clásico del programa festivo- , la cena de la carne de la vaca, el acto que más gente reúne en la plaza de pueblo y al que le da igual que sea sábado, domingo, fiesta de guardar o día laborable para que sea el más popular y populoso de toda la fiesta. La cena del último día festivo congregó un año más a la gente de Villoria que dieron buena cuenta de los cerca de mil kilos de carne que con maestría y esmero guisan un buen puñado de voluntarios a las órdenes de es magnífico cocinero que es Esteban Pérez. Y por último la verbena que cerraba las fiestas de este año 2014 que quedará marcado como el primero en el que los villorejos despedimos nuestras fiestas a modo de fin de año. Mención especial para todos aquellos que año tras año con su esfuerzo y su trabajo contribuyen a que todo salga lo posible y a fe que un año más lo han conseguido.
Las fiestas de septiembre de 2014 ya son historia. Por delante queda todo un año que una vez más presenta largo y duro de roer. La vuelta al trabajo, al colegio, a la universidad a la cola del paro, a las promesas que año tras año nos hacemos y casi nunca cumplimos. El año que viene algo va a cambiar, pero ahora no toca. Como siempre un saludo para todos y terminamos con un