Y año tras año esa pregunta nos obliga a pararnos un momento y refrescar cifras y datos tan inhumanos sobre las situaciones de hambre y miseria en los llamados países del Tercer Mundo (a pesar de los oficiales Objetivos del Milenio firmados y comprometidos –pero olvidados- por los Gobiernos) Y volver a poner delante de nuestros ojos los rostros conocidos ya de campesinos del Haití devastado por terremotos, accidentes naturales y por la situación endémica de pobreza extrema. Campesinos a quienes ayudamos mínimamente en años anteriores para pequeñísimos proyectos de mejora de la conducción de agua potable y construcción de letrinas comunitarias. O los rostros y nombres de las 15 mujeres abandonadas por sus parejas (costumbre social muy extendida allí) y sus 45 niños en una zona rural de Nicaragua que nos pidieron hace dos años colaboración económica para comprar materiales de construcción y organizar cursos que las capacitara para construirse ellas mismas unas viviendas más dignas que las sacara de barracones de cartón y plástico. Y las posibilitara el aprendizaje de un oficio. Es
¿Solidaridad con los de dentro o los de fuera? Quienes somos miembros de Acción Verapaz, o tantas personas que apoyan ocasionalmente proyectos internacionalistas, hace tiempo que llegamos a la conclusión de que la colaboración y la lucha contra el hambre y la injusticia en el mundo no es una cuestión de fronteras ni de banderas propias o ajenas, ni de los míos y los de fuera, sino del grado de las necesidades de unos y de otros, todos ellos personas con derechos inalienables para su dignidad. Bien es verdad que lo más cercano se ve y se siente con más claridad. Por eso mismo estamos obligados moralmente los miembros de las ONGS con vocación internacionalista a buscar formas y métodos para hacer accesible a nuestros conciudadanos –y sus gobiernos en los distintos escalones- las cifras constantes y los rostros del hambre en el mundo en el que vivimos (mil millones de hombres y mujeres tienen un ingreso menor a 1.25 dólar diario) Nosotros los primeros, tantas veces corroídos por la desesperanza y la percepción de inutilidad frente a las grandes cifras de la pobreza, debemos seguir educándonos y ayudando a sensibilizar a otros en los valores de la justicia mundial y la solidaridad con los más necesitados, sean de donde sean.
Cada ONG tiene sus objetivos de trabajo y su sensibilidad. La nuestra, la de la ONG Acción Verapaz –que cumple ahora veinte años de andadura-, es ésta que acabo de explicitar: poner el acento en las ayudas a proyectos internacionalistas. Sin olvidar a los de casa. Y así, todos los años desde el principio de las Campañas de Solidaridad, contemplamos también los rostros urgidos de mujeres y hombres de nuestro entorno. Y a ellos se destina el 25 % de los fondos económicos que se recaudan entregándolos a Cáritas de Salamanca para alguno de sus proyectos.
Así que nuestra respuesta a la pregunta del subtítulo -¿Solidaridad con los de dentro o los de fuera?- sigue siendo: solidaridad con los de fuera y con los de dentro.
Quintín García,