Esta noche como no dormía, pasee por los lugares que me llevó la vida y disfruté y sufrí…….
Por eso después de lo dicho, voy hacer un recorrido por los lares hoy cercanos, pero entonces lejos, muy lejos. Porque entonces para llegar a un lugar, se necesitaba cambiar de trenes tres o cuatro veces donde quiera que fueras y si era al extranjero mas ¡Todo una aventura, que ahora parece de tiempos pasados, pero si te paras a pensar, todo fue ayer!
Todo una odisea, dos días y una noche sin dormir, o durmiendo en el asiento sin poderte lavar la cara, comiendo el chorizo que llevábamos en la fiambrera o en el fardel ¡Que rico nos sabia! Aunque nos llamaran los creídos ¡¡Paletos!! Más tarde cuando pasado un tiempo comiendo las comidas de aquellas tierras extrañas, se nos acordaba el olor de aquel chorizo del largo viaje.
Yo pase poco tiempo en Suiza pues el trabajo de las vacas no era lo mío y aunque puse todo mi empeño por cumplir el contrato el tirano para el que fui trabajar, me hizo la vida imposible. ¡Más adelante diré como fué mi final allí!
Era tal el sadismo de aquel fulano que ya el primer día me mando lavarle las tetas y el rabo a todas las vacas. Un sádico que pensaba que los españoles, no éramos humanos, porque vivíamos en una dictadura, como mas tarde me dio a entender, sin darse cuenta que el que no era humano y dictador era él.
Recuerdo perfectamente la situación de aquella casa, sola, pero situada desde donde se podía ver a Dios por el lugar donde estaba. Pero que la habitaba el mismísimo demonio.
Pues este hombre, si se le podía llamar hombre, se le ponía una de esas moscas en el brazo y no la espantaba hasta que le llegaba la sangre a la mano ¿Yo os puedo decir que el pinchazo es muy doloroso porque lo sufrí?
¿Cómo acabo todo? Acabo mal, muy mal. Un día descargando un remolqué de yerba seca. Cuando acabe le dije ¿qué me iba venir a buscar un italiano para irme a cortar el pelo? Pues yo no conocía nada por allí, pues en el tiempo que estuve en esa casa no salí de ella, aunque había conseguido orientarme y si sabía por dónde podía escapar como así fue, que tuve que escapar.
¡Fue el último día! Viendo como se puso aquello me fui al famoso cuarto de las vacas, guarde mi poca ropa en una vieja maleta y una caja de cartón, toda impregnada de un olor nauseabundo a vaca que se podía oler a distancia. Espere a que rompiera el día y silenciosamente salí de aquella casa, que más tarde llame la casa de los horrores.
Ya en la policía, allá en el cantón de Neuchatel, me identifique y les dije ¿de dónde venía? ¿y lo que me había pasado? Pero que no tenía el pasaporte, porque el fulano para el que estaba trabajando me lo retiro el primer día. Diciéndome que lo tenía que llevar a la policía y nunca me lo devolvió.
La policía le llamo a su casa y se presento con mi pasaporte y no sé lo que les contó de mi, solo sé, que en mi pasaporte pusieron un sello en el que decía ¿qué me echaban de Suiza por indeseable? Lo que supe pasado un tiempo al pasar otra frontera ¡Que había hecho yo en Suiza!
Esto me paso a mí en esa tierra Suiza, tierra que hoy podemos llamar, la tierra de. Ali Baba y los Cuarenta Ladrones. En esa cueva, ahora se esconden un montón de de millones de Euros y Joyas que guardan. los Naseiros, los Ratos, los Puyol y tantos y tantos que nunca se sabrá……
ALLI SI HABITABA EL MAL
Brillaba el sol en lo alto
cuando su cara enseñaba
era una luz tan radiante
que hasta las piedras brillaban
Y allí las nieves perpetuas
blancas al cielo miraban
le daban gracias a Dios
porque cayeron tan altas
Y mirando para abajo
seguro que preguntaban
apuntando con el dedo
¿Quién, allí abajo habitaba?
Que hasta el tejado era negro
donde una bestia moraba
que hacía, por hacer mal
asta en el alma mas blanca
La condición de un humano
que en esa tierra agraciada
hizo que la dulce leche ,,Allí,,
fuera amarga muy amarga.
Todo lo que allí paso, fue tan cruel
que ni la hermosa montaña
pudo borrar con el tiempo
el daño que se clavo, en mis entrañas.
Qué pena que allí tan cerca del cielo,
la crueldad tenga sitio
y un hombre pueda manchar
lo hermoso, que allí, Dios, hizo.
Sigifredo Maria Cascón.