FIN DE UNAS FIESTAS DONDE EL LUNES HIZO HONOR A SU NOMBRE


Si el año pasado fue un toro de nombre Hurón el protagonista de las fiestas, este año, sin desmerecer la acogida y el juego que ha dado su congénere Auxiliante, el protagonismo se lo ha llevado el clima. Hacía días que los servicios meteorológicos anunciaban mal tiempo-lluvias incluidas- durante el primer fin de semana de abril. Y no se equivocaron.

Tras un sábado con un tiempo aceptable y un domingo que nos anunciaba ya lo que estaba por venir, el lunes, haciendo honor a su nombre, nos «regaló» de principio a fin una constante lluvia. Ésta obligó a echar mano de paraguas, chubasqueros y de algún que otro artilugio impermeable, como el que se utilizó para tapar la imagen de Santa Bárbara que, pese a todo, fue sacada en procesión, bien es cierto que reducida a una vuelta alrededor de la iglesia. La cosa no daba para más.

Los más perjudicados, sin lugar a dudas, han sido todos aquellos que aprovechan esta fecha para acercarse a pasar el día en el Monte. Algunos esperaron hasta el último momento con la esperanza de que las nubes dejaran paso al sol, pero no fue así y tuvieron que echar mano del plan «b» que tenían preparado. Casas, bodegas, peñas y bares sustituyeron este año al cobijo y la sombra de las encinas. En todo caso, seguro que dieron buena cuenta de las paellas, hornazos, parrilladas y otras viandas que forman parte del menú típico de estas fechas.

Por lo que respecta a la fiesta en sí, todo ha transcurrido con total normalidad, tal y como siempre se espera. Una vez más queda constatado que el ambiente festivo se concentra en el fin de semana y más cuando los actos programados contribuyen a ello. Un toro-Auxiliante- fue el culpable de que el sábado fuera un lleno en las calles de Villoria. La Asociación Taurina de Villoria se apunta, una vez más, un tanto a su favor. Gusten o no este tipo de festejos hay que reconocer que atraen a mucha gente y los chicos de la Asociación lo saben. Un 10 para ellos.

La pelota ha sido el otro foco de atención. Esta vez fue el domingo el que acogió este acontecimiento deportivo en el que participaron jugadores del Club de Pelota Las Villas como aperitivo de lo que sería el partido estelar entre jugadores vascos de primera categoría. Esteban, Raúl, Jose María y demás componentes del club, también se merecen un 10 por su tesón, su constancia y su compromiso con ese deporte.

Orquestas y discotecas móviles animaron la noche villoreja hasta altas horas de la madrugada sábado, domingo y lunes. El martes, un año más perdido en la nada, despidió las fiestas del Voto de 2016 con la música de Jose el Pintor y de la tradicional paella que nunca disfrutarán aquellos que trabajan ese día. Saludos.

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