Después del duro trabajo aun teníamos ganas de jugar y por querer jugar en una ocasión nos costó pasar hambre

UNA PEQUEÑA BIOGRAFIA DE UN NEGRO PASADO (II)


Después del duro trabajo aun teníamos ganas de jugar y por querer jugar en una ocasión nos costó pasar hambre
Viene de la primera parte
UNA PEQUEÑA BIOGRAFIA DE UN NEGRO PASADO (I)

Pues allí en aquel caseto la lumbre era buena, tanto que en más de una ocasión se nos prendió el atuendo por arrimarnos demasiado por el frio que entraba por debajo de la puerta. Ahora me doy cuenta que gracias a esas aberturas no morimos, pues si aquello hubiera estado cerrado totalmente, abriéramos muerto por falta de oxigeno, cosa que entonces nosotros ni eso sabíamos que podía pasar.

Todo era duro, comíamos todos juntos en un caldero como con el que se hacen los chicharrones, que era donde nos traían la comida, que solía ser patatas con carne dura, muy dura, aunque nos gustaba porque estábamos poco acostumbrados a comer carne.
Aunque aquella fuera de vaca vieja que creo que a si lo era, pero nos sabia rica, porque entonces teníamos todos buena dentadura.

¡Había que vernos comer de aquel caldero, todos a la vez! A veces al meter la cuchara también metíamos la mano, pero no importaba, pues éramos aproximadamente unos veinte muchachos hambrientos y con pocos escrúpulos.

Tengo que decir que fue con nosotros un señor del pueblo como encargado, pero era un buen hombre que no se hacía respetar porque quizás era tan niño como nosotros, jamás nos reñía hiciéramos lo que hiciéramos..

A pesar de todo después del duro trabajo aun teníamos ganas de jugar y por querer jugar en una ocasión nos costó pasar hambre y voy a contar porque.

Coincidió que el día de Reyes cayera en sábado por tanto dos días de fiesta, sábado y domingo, ya se sabe que en aquella época era pecado mortal trabajar los días de fiesta y además nos tenia dicho que los domingos teníamos que ir a misa. Pero en aquella ocasión unos cuantos no hicimos caso y nos quedamos jugando, pero aquel tío que hasta contaba cuantos iban a misa, vio que no estábamos todos.

¡Pues tengo que decir que hasta la iglesia era suya! Todo lo que se veía por allí le pertenecía yo creo que se creía dueño asta de las personas que había en sus fincas. ¡Por eso contaba quien iba y quien no iba a lo que él dijera y cuando él quería castigaba como quería! ¡ Era el Dios y el Juez todo a la vez! Y lo demostró con nosotros que por no ir a misa nos castigo sin comer. aquellos días, pues mando la comida para todos menos para los que no fuimos a misa. El primer día aguantamos creíamos que al día siguiente si nos daría, pero nada, tampoco, El hambre nos ataco y nos lanzamos, fuimos hasta la puerta del caserón donde vivía que era enorme, llamamos a la puerta y salió uno de los sirvientes que nos pregunto. ¿Qué, que queríamos? Le dijimos que llevábamos casi dos días sin comer y que era el día de reyes que por favor nos diera algo que estábamos hambrientos y arrepentidos de no haber ido a misa.

Pero le dio igual, le dijo al criado que nos fuéramos que no nos iba a dar de comer que era el castigo que nos merecíamos por no ir a misa, nada le importaba que fuera el día de reyes y que nosotros fuéramos unos niños. Viendo que no nos iba hacer ningún caso, lloráramos lo que lloráramos. Le dijimos al sirviente ¿Que le dijera que si no nos daba de comer, no nos íbamos de la puerta?

Salió con una cara de un hombre de mala leche y nos dijo. ¿Que nos fuéramos de allí? Pero nosotros haciéndonos los valientes, nos atrevimos a decirle ¿Que si no nos daba de comer que nos diera la cuenta,? Es decir que nos pagara los días trabajados, que si no nos íbamos. Cuando oyó aquello salió con dos perros diciendo. ¡Si no os largáis ya, suelto los perros para que os coman vivos! Aquellos perros eran terribles grandes y chatos los que tenían para guardar los toros, a si que viendo lo que estaba dispuesto hacer aquel tío, salimos corriendo para salvar el pellejo.

Muertos de hambre y de miedo y a muchos kilómetros de nuestras casas, pensamos lo que haríamos para matar el hambre, esperamos que fuera de noche, para ir a robarle remolacha en una finca que tenia por allí cerca, pues ya he dicho que todo cuanto había por allí era del, Pero cuando el hambre aprieta uno se arriesga y fuimos de noche aquella finca y cargamos de remolacha cogiéndola, una en un lado y otra en otro para que aquel tío no se diera cuenta que le faltaban.

Lavamos aquella remolacha en un pequeño y hermoso riachuelo que bajaba de la montaña con el agua tan limpia y cristalina que parecía un pecado mancharle, parecía imposible que cosa tan hermosa pasara por un lugar donde todo por allí era tan tenebroso y cruel, pero el riachuelo se deslizaba alegre y salpicando la orilla yo le cante cuando ya había pasado mucho tiempo.

Allí en aquel riachuelo lavamos la remolacha como ya he dicho con la que mataríamos el hambre de casi dos días, pero no de dos días cualquiera sobre todo para los niños, como son la víspera y el día de Reyes que aunque a nosotros los reyes por entonces no nos trataban muy bien, tengo que decir que algo siempre había aunque fuera una simple manzana que para darle más importancia te decían que era una Camuesa y aunque como digo los reyes nunca pasara por nuestra puerta, nosotros si los salíamos a buscar, tocando cencerros y cantando la canción de ya vienen los reyes por los arenales…

Pues nosotros como os digo con esa remolacha que robamos y asamos en la lumbre de encina pasamos los reyes, comimos de ella hasta hartarnos como si de un gran manjar se tratara y a si aguantamos hasta el lunes que nos incorporamos al trabajo y el tío cerdo aun tuvo la osadía de ir hasta donde estábamos para ver si nos incorporábamos al trabajo. Fue duro no solo por el trabajo, pues quizás fuera más duro el trato vejatorio de aquel tirano que estoy seguro que aun está ardiendo en los infiernos.

Y sigo, acabamos el trabajo y con el mismo hatillo pero sucio y mal oliente, después de más de dos meses regresamos al pueblo con un dinerito que a nuestros padres les hacía mucha pero mucha falta, se pusieron contentos sobre todo por vernos y por el poquito dinero que habíamos ganado, pero tristes al vernos como llegábamos.

Llenos de piojos tantos que tuvieron que cortarnos el pelo al cero y nuestras madres tuvieron que hervir la poca ropa que llevábamos para desparasitarla, pues entonces no se podía tirar nada aunque fuera viejo y no solamente no se tiraba nada sino que había que coserla o remendarla, tanto, que había quien llevaba tantos remiendos en su ropa, que no se sabía cuál era el trozo original del pantalón o chaqueta que vestía.

Pasado un tiempo recordaba con nitidez aquel lugar, pues lo malo casi nunca se olvida, aunque se trata de olvidar, pero lo bonito se graba y se recuerda y cuando pasan por tu mente la hermosura de algo como la de aquel Riachuelo donde lavamos la remolacha para comer el día de Reyes, lo recuerdas y recuerdas por la ladera de la montaña por donde se deslizaba y todo cuanto en sus orillas sucedía, te alegra y te hace que lo ingrato se trascuerde. Por eso como ya he dicho, le cante con los versos que continuación escribo. Porque volví por allí a verlo en primavera y lo ví con sus lirios y sus flores y el fragante verdor del aquel prado., bien cuidado y le cante, con los versos que a continuación escribo. Porque ya había olvidado al tirano que tanto nos hizo sufrir

QUE BONITA ERA LA RIBERA EN PRIMAVERA

Qué bonita era la ribera en primavera.
lirios morados y blancos había,
y margaritas por todas partes en ella florecían.
era como una alfombra al sol tendida
que multitud de colores alegre repartía.
Qué bonita era la ribera en primavera.

Su regato serpentino
de aprisa sé deslizaba
al acariciar el cauce su agua
una canción entonaba.

Qué bonita era la ribera en primavera.

Porque allí en lo alto del monte
como por un hilo prendida,
una nube caprichosa
sus aguas para ella vertía.

Qué bonita era la ribera en primavera.

Y las cabrillas entonces
a presurosas corrían
a refugiarse en un risco
que la ladera tenia
que amble las protegía.

Qué bonita era la ribera en primavera

Y el pastor en la cabaña
de retamas construida
observaba atentamente,
como una araña tejía,
una tela caprichosa
que de su techo prendía.

Qué bonita era la ribera en primavera

Y el zagal en la cabaña
con la flauta entre sus manos
como hacia todos los días,
entonaba una canción
de una dulce melodía.

Qué bonita era la ribera en primavera.

Y cuando al terminar la lluvia
en el cielo aparecía
aquel hermoso arcoíris
que hacía más hermoso el día.

Qué bonita era la ribera en primavera

Que con el verdor del campo
los lirios las margaritas
la lluvia de aquella nube,
el salpicar del regato,
el saltar de las cabrillas,
el zagal en la cabaña.
y la araña que tejía,
más hermosa la ribera parecía

Qué bonita era la. ribera en primavera

Dicen que es morbo volver aquel sitio donde se pasa mal pero yo digo que el hombre es curioso y le gusta comprobar si aquello que conocías ha cambiado y sobretodo ver si lo bonito que había en aquel lugar sigue como tú lo conociste y ver si existía el riachuelo, las cabrillas, el pastor, la cabaña y hasta la hermosa ladera, por donde el claro riachuelo se deslizaba que llegaba a la ribera.

Por eso yo cuando la vida ya nos había cambiado y el progreso había llegado hasta nosotros, cuando yo ya tenía coche, la curiosidad me llevo hasta aquel lugar por ver como estaba aquello., Y me lleve una terrible decepción, al ver aquel hermoso riachuelo con sus aguas podridas, por unas fabricas sucias que a su vera habían montado sin tener en cuenta lo que el rio era,

Aquello no se parecía en nada al riachuelo que yo cante por su hermosura y por sus aguas cristalinas y por las flores que a su vera florecían.

Volví desilusionado y triste, pensando que posiblemente aquel usurero, sería el culpable, por la avaricia de acaparar dinero, costara lo que costara, como lo había hecho siempre y me pregunte donde estaría, porque me habría gustado decirle lo que en aquel momento pensaba de él,

Pues ya si se podía hablar, porque había llegado la democracia, no como cuando unos niños estuvimos allí, que no solamente fuimos explotados sino humillados impunemente y todos calladitos, ante el poder de aquel que se creía un Dios omnipotente y no era otra cosa que un tirano.

AL RIACHUELO, CUANDO LO VOLVI A VER

Cubierto de plásticos y mierda,
de rabia mi sangre altera
por eso con un soplo yo quisiera barrer,
al terrible monstruo de avaricia ciega.

Miré con ansia y con pena
buscando aquel árbol viejo,
orgullo de la colina ahora roto
y mordiéndole la polilla.

¡Qué ha pasado en la ladera!
Y que atroces decisiones
que os hizo la ribera
que os ha llevado a matar
para siempre en ella la primavera.

Me da pena la ribera
porque ya nunca jamás
volverán a ella, flores
que la vida alegran.

Y meda pena el regato
de las aguas cristalinas
lo han convertido en cloaca
de inmundas aguas podridas

¿Y dónde estarán las cabras
que hacia aquel risco corrían?
¿Se abran ido a la montaña?
¿Abran perdido la vida?

¿ Y donde se fue el pastor,
de aquella humilde cabaña?
¿Dónde tocara la flauta?
¿Dónde tejerá la araña?

¡Qué bonita era la ribera
en primavera!
Pero ya nunca jamás ,
Volverá a ser por vuestra culpa
lo que era.

SIGI.
Sigifredo María Cascón

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