Nuestro querido amigo Roberto, nos quiere felicitar las Navidades y desearnos un próspero Año Nuevo (desde Perú, allá por la Misión de Koribeni) a través de una entrañable carta que le ha enviado a Pili Corredera.
Querida Pili y familia: muchas gracias por tu recuerdo y tus fotos que son un regalo para mí cada vez que contemplo rostros y paisajes que tanto quiero y añoro. Acabo de regresar de pasar las navidades, durante veinte días, en una misión mucho más alejada que la mía que es Koribeni. Esta que visito solamente una semana al mes, se llama Timpía y ha sido abandonada ya por frailes y monjas y solo quedo yo para atenderla con sus 12 aldeas matsigenkas alrededor, donde solo se accede caminando o por lancha. Los caminos son los ríos. Ahora en los meses de diciembre a abril, es temporada de lluvias torrenciales, como es común en la Amazonía. Da una pena inmensa ver abandonadas estas gentes por quebradas y montañas sin que nadie se preocupe por ellos. He pasado una Navidad, la más pobre de mi vida: ni turrón, ni dulces, ni platos que no sea pescado. Agarré un pescado de 60 kg. y me ha durado toda las navidades con la familia que he compartido. En todas las celebraciones se ha llenado la capillita y he gozado con ellos y con el Niño que nació en un portal como el suyo, de cañas y hojas de palmera como techo. Es gente buena y los niños son auténticos angelitos. Me ha dado una inmensa pena regresarme a mi misión, aunque los he dejado preparados para encontrarnos dentro de pocos días con el Papa Francisco que viene a visitarlos de forma expresa y quiere que se los llevemos. Yo iré con 150 de ellos. Espero que la visita de Francisco, muy preocupado por el deterioro de la Amazonía, donde las empresas depredan todos sus recursos y contaminan también el estilo de vida por un puñado de dólares, sirva de ánimo para que otros frailes, monjas y gentes de buena voluntad vengan a trabajar entre ellos. Bueno Pili, que no quiero ponerte triste sino solo participarte de mi alegría entre esta gente, que no está exenta de peligros. Sin ir más lejos, ayer, que surcaba el río Urubamba camino de mi misión en Koribeni, pasando por un lugar que llamamos Pongo del Mainike, donde un río tres veces más caudaloso que el Tormes, se estrecha de unos 300 m. de ancho en tan solo quince y produce unas olas y remolinos temibles, sobre todo en este tiempo de lluvias que va de diciembre a abril, nos cruzamos con otra lancha que bajaba y la nuestra se fue hacia el centro de las peores torrentadas. Cuando quisimos recuperar nuestro rumbo las olas nos lanzaron contra el enorme roquerío. Algunos temiendo lo peor, se lanzaron sobre las rocas. Yo seguí filmando. Algún día os mostraré estas sensacionales tomas. Gracias a Dios y la pericia del piloto, logramos enderezar la embarcación de hierro, porque de haber sido de madera, hoy celebrarían mis hermanos de Las Villas mi funeral. Un abrazo y feliz navidad y año nuevo aunque ya estamos en él. No he podido hacerlo antes porque allá donde he estado, solo tenemos señales de humo. Con cariño y agradecimiento para Tí y toda la familia y aquellos que se acuerden de mí. Yo os llevo a todos en el corazón por estas montañas y ríos. Os quiere y agradece los buenos tiempos pasados
Roberto