Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

EL SILENCIO DE LOS MUERTOS

Querido amigo, como pasan los años, ya son seis que nos dejaste y aquí estamos aguantando el chaparrón. 

Han sucedido muchas cosas, digámosle que aquí en la tierra anda el Páncaro, no se levanta cabeza tan fácilmente, hay gente que quiere descuartizar a España, que han sido los que más se han aprovechado de ella, es una pena que tengamos que oír por los que nos gobiernan que estamos saliendo del bache. ¡ Son unos mentirosos, esto es un espejismo!, aquí los que tienen un puesto fijo son los políticos y funcionarios. La gente humilde anda como los santigallos un día aquí y otro donde se puede, con unos salarios penosos por los patronos fuertes y multinacionales que solo quieren vivir ellos y el resto de  la gente  tiene que trabajar más y ganar menos, donde se han perdido todos los derechos; dicen de los jóvenes  que cada vez hay más vagos, pero es debido a que no tienen motivación, ni en las carreras, ¡¡ menos mal que a algunos les dan las Becas !!y dirán: que trabaje San Pedro que ya lleva muchos años, yo lo entiendo.

Luego, el año ha venido muy malo, no llueve, nos estamos cargando el planeta, no se ha cogido nada de cosecha, las patatas tiradas, así que se nota en los bares, tiendas y en todos los sitios, dándote cuenta que la gente se ríe menos.

Se están cometiendo muchas atrocidades por gobernantes payasos que lo único que les interesa es el armamento, como al mongólico presidente de Corea del Norte,  Trump y Putin.  Quieren liderar el mundo sin importarles quien caiga.

Amigo ¿Tu crees que esta gente cuando lleguen allí, tendrán un juicio justo o es el cuento de caperucita? ,Y catapun chin chin  ¿Crees que los creyentes como yo, que tenemos que dejar la tierra algún día vamos a entendernos con esta gentuza? O ¿ esto es una falacia ? ,  yo no soy capaz de finalizar el puzle de mi vida, (que me agarro a ella como un clavo ardiendo), ¡Hermano, manda una señal porque algún día me vuelvo modorro!.

El otro día fue el día de los Santos, donde hay un recogimiento de familias a rezar el rosario en el cementerio con tus compañeros Quintín, Luis y algún ayudante, donde ves que cada vez acudimos menos, empezando por los míos. 

Te da pena, empieza el rosario y unos miran para Ventosa y otros para el Pedroso, porque hay muchas familias rotas, se termina y cada uno se coge el pendingue y para sus casas, te encuentras con personas que hacía años que no veías, ya son muchas batallas en nuestros cuerpos y siempre diciendo lo mismo, como se ha ido nuestra vida, dándonos cuenta que los próximos somos nosotros, porque es ley de vida y tienes que admitirlo, pero que bonito sería que todos nos lleváramos bien,  lo que más me sorprende es  que se ven cuatro jóvenes.

Amigo, pasa este día y van mis nietos a comer al siguiente día a casa y me dice  el mayor que le tengo que llevar al cementerio a ver a sus bisabuelos, pero este chiquillo, le dije  mañana  vamos por la mañana, porque por la tarde me iba a echar la partida. El tío no se quedó satisfecho, así que estoy en el bar, ya de noche y allí se me presenta. Yaye vamos a ver a los abuelos, diciéndole, no hijo que es de noche y me dicen los compañeros, anda vete con él, ¿o es que te da miedo?, si  tengo que decir la verdad, es que me da y eso es porque me lo metieron de pequeño en el cuerpo, por si andaban por allí los Maquis o el hombre del saco.

Yo recordando de pequeñín, que me llevó mi madre ese día al cementerio y al entrar como a metro y medio estaba enterrada  la abuela Dionisia, su madre, diciéndome: todo el mundo la pisa, porque solo había una pequeña cruz con una inscripción. Yo no entendía lo que era la muerte y pensaba «si aquí estuviera enterrado el gitano Antón  no lo pisan», porque esta gente tiene unos mausoleos con docenas de coronas.

Así fuimos hablando y llegamos, estaba una noche de ensueño, donde las estrellas resplandecían como rayos caídos del cielo, Al entrar no sentí ni pizca de miedo ni de recelo y más que iba con mi nieto, ya un mocito. Empujé la puerta y sentí una paz intangible que hace años que no me sucedía, me vino un olor a rosas frescas vivas que recorría todo mi cuerpo, embriagándome hasta el corazón. Todo el cementerio con las lápidas resplandecientes, yo soñaba y recordaba a mis queridos antepasados, porque allí estaban todos mis amigos, porque a los muertos no se les puede odiar. Hubiese pasado toda la noche al lado de mi querido nieto y hablarle de la paz divina que tiene esta vida.

Llegamos hasta la tumba y él me observaba a ver qué es lo que hacía, me santigüé y el hizo lo mismo y me comenta que es lo que hay que hacer, le pregunté,  ¿sabes rezar? y él contestó si, pues reza y luego te explico, así lo hicimos y le dije, estas son las fotos de los abuelos ya de mayores y esta de tu tío Mantecas, y el observándolas, me preguntó: ¿Cuando te mueras donde te van a enterrar?  hijo no lo sé, porque no tengo tumba, no tengo manías, para mi será un descanso, pero no me olvidarás hijo, me harás alguna visita,  y me dice el tío, yo cuando me muera me gustaría que me enterraran contigo, porque te quiero mucho,¡ Hijo ,no me hables más de estas cosas! porque eres muy joven y no te vas a morir, lo que hace falta es que respetes a todo el mundo y si puedes ayudar a la gente que lo necesita hazlo, pero lo tuyo es estudiar, ya sabes que tus padres están trabajando para que tengáis un porvenir tú y tu hermano, y ya es bastante porque me has dejado cenado, y me pregunta, ¿ y esas tumbas que no hay nada?,  contesté, no habrán podido venir.

Este interrogatorio ha sido más duro que cuando me casé, yo no soy un teólogo como tu Bernardo, así que saliendo del bache, te voy a dar un toque de humor.

Antes de venir vosotros a estas tierras, hace sesenta y cinco años, estos pueblos nuestros Villoria y Villoruela en las fiestas siempre andaban con mamporros, había peleas, porque se bebía y se quitaban las novias unos a otros y en las fiestas de enero, que fue cuando nos dejaste, tu sacerdote predecesor viendo lo que sucedía y queriendo poner orden, empezó a dar el sermón, diciendo:

Hermanos, versículo 5º según San Mamerto con los brazos abiertos. 

¡Querido san Valentín, tú que estás en esa ladera,                controlando a los borrachos de Villoria y de Villoruela!, no consientas que se peguen, que por ahí comienzan las guerras, por una zagala preciosa, que cada uno la quiere llevar a su tierra, son vecinos de pueblos, unas se quedan y a otras las llevan fuera, tenéis que saber convivir, dejar el vino,  el anís y la cerveza, porque casi todos los años la mayoría estáis con piteras, por los cantos que os tiráis y ahí empieza la greña, con un palo en la mano y a punto de sacar  las escopetas.  Y ahí empezaría la tragedia de dos pueblos que se quieren, que no se dan cuenta que ya se acabó la guerra. 

Amén, daros la paz.

ALFONSO “EL PINDOQUE”

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