Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

PEQUEÑA HISTORIA DE LA SEMANA SANTA EN AÑOS PASADOS

Cercanos a la Semana Santa y pasadas todas las fiestas populares: Navidad, Quintos, Aguedas, Carnavales; llega el momento de la actividad litúrgica y cristiana para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús que da lugar a la Semana Santa, precedida del período de cuarenta días, denominado Cuaresma y que se vivían entre ayunos y abstinencias en recuerdo de los que pasó Jesús en el desierto.

La gente mayor recordará que este periodo (Cuaresma y sobre todo la propia Semana Santa) no tiene nada que ver, en cuanto a la forma de celebración se refiere, con aquel que se vivía hace unos cuantos años atrás.
Historia vivida por muchísima gente del pueblo: Durante la cuaresma, los viernes no se podía comer carne (por ser considerada la carne de Cristo) y había que suplirla pues, por ejemplo, con bacalao, haciendo esos potajes que llenaban tanto y eran tan ricos. Y por las famosas torrijas. Tradiciones que, por suerte, no se han perdido aunque ahora pueda comerse carne. Pero como ha sucedido siempre, el que tenía para pagar a la iglesia SI podía comer carne. Por lo tanto, ese sacrificio se compensaba con dinero y todos los pecados solucionados. Si por descuido, comías un poco de embutido tenías que ir a confesión por haber cometido pecado mortal.

Las escuelas antiguamente no eran mixtas sino que había separación y a los chicos, recuerdo perfectamente que todos los viernes de cuaresma nos llevaban, en fila india, por la tarde desde la escuela a la iglesia para celebrar el Vía Crucis.

El Domingo de Ramos, la iglesia se llenaba de gente. Era cuando más concurrida se veía puesto que se repartían (al igual que ahora) los ramos de laurel con el que se tenía para acompañar durante todo el año las comidas. Se comparaban los ramos de unos con otros y casi siempre les daban los más grandes a las

autoridades.

La Semana Santa era lúgubre y sombría. Imponía cuando se tapaban todas las imágenes de la iglesia con unos mantos de color púrpura. No se podía poner música alegre, todo era clásica, religiosa y otros ritmos que no sé calificar. En los bares no se podía cantar y la bebida por excelencia de esos días era la limonada. En el cine de Simón siempre caía alguna película, por supuesto, relacionada con el momento. Dedicadas a la vida de Jesús o relacionadas con la religión o vidas de santos. Sobre todo aquellas llamadas de romanos que tanto nos gustaban. La túnica sagrada, Ben Hur, Los Diez Mandamientos, Quo Vadis, etc., etc., etc.

A partir del Jueves Santo no se tocaban las campanas y para anunciar la hora de los Oficios y misas, los monaguillos salían con unas carracas enormes dando la vuelta al pueblo anunciando la hora de los Santos Oficios.

El Viernes Santo, quien no hubiera pagado la correspondiente bula, además de la abstinencia de comer carne tenía la obligación de ayunar, salvo comisión de pecado mortal.

Hasta llegar al sábado a las 12 de la noche cuando se tocaban las campanas de la iglesia y se daba por concluida la tristeza de la muerte de Jesús por su vuelta a la vida; aunque cuando se notaba de verdad era el Domingo de Resurrección al entrar en la iglesia y ver que ya no había ninguna imagen tapada con esos mantos púrpuras que tanta tristeza trasmiten y todo volvía a la normalidad.

Seguramente alguien que lea este escrito dirá, se han dejado la mitad de lo que pasaba antes. Seguro, por eso os pedimos que si hay alguien que se atreva a contarnos las Semanas Santas antiguas y sus vivencias con más detalle nos lo envíe y poder comparar.

Este año vamos a recordar la Semana Santa de 2015 con fotos del Domingo de Ramos, del lavatorio de pies del Jueves Santo, del Vía Crucis y Procesión del Viernes Santo y de la Procesión del Encuentro del Domingo de Resurrección.

La música que lo acompaña es el Adagio de Albinoni. Cascos para la música y a disfrutar de la misma y las imágenes.

Salir de la versión móvil