Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

LA IGLESIA Y LA DERECHA HAN SIDO LOS DUEÑOS DE ESPAÑA Y SIGUEN……

Este artículo que voy a plasmar lo puse en el primer libro que escribí, pero creo que lo dejé a medias por no ser más valiente, estaba yo muy verde en estos eventos y quiero matizarlo con toda veracidad, no quiero emplearlo con odio ni revanchismo, sino con cariño.

Estoy a favor de la memoria histórica, ¡ojo!, para usarla en beneficio de la humanidad, con dialogo, perdón y respeto.

En la iglesia ha habido grandes hombres y en la derecha también, aunque estoy un poco cabreado con las mentiras que nos meten. Todos somos parte de un pasado bastante negro, estas historias se pueden ahora contar sin miedo, porque creo que ya tengo todo hecho.

Corría el año 1936, a puertas de estallar la guerra civil, donde España ardía, todo era miedo y persecución en muchos pueblos de España.

En Villoria, había un ayuntamiento gobernado por la derecha, y se aprobó hacer un depósito para recoger las aguas para el servicio del pueblo, en un sitio llamado El Zaratán, entonces bajaban las aguas por riachuelos de las laderas, que antes se perdían las aguas en las llanuras del pueblo. Yo no sé si en estos sitios habría cangrejos, lo que si había eran ratas de agua que creo que eran muy sabrosas, además de maruja y berros, que quitaron bastante hambre, aun siendo en ensaladas
Pues empiezan a hacer el depósito una cuadrilla de jornaleros, haciendo mi padre de encargado y como decía mi madre que bien nos venía a las familias que allí trabajaban, porque en este pueblo se pasaba muy mal, había mucha gente obrera con muchas necesidades.

En este ayuntamiento había dos concejales íntimos de mi padre, como hermanos, a uno me dijo mi padre que le había buscado la novia, porque era muy tímido. Un maldito día cuando ya estaban rematando el depósito, se le ocurrió a un hermano de mi padre, que le quise mucho, poner en una pared, “Viva el Comunismo Libertario”. Al chivato de turno le faltó tiempo para metérselo por el culo a la justicia. Lo fueron a ver y allí hallaron el cuerpo del delito, mi padre sin saber nada, esa misma noche ya se lo notificaron y que por la mañana se personara a primera hora en el ayuntamiento, que no fuera a trabajar.

Tal y como estaba España mi padre se acojonó, porque no era sabedor de nada. Que noche pasarían los pobres, así que al día siguiente allí se presentó, exponiéndole el caso el alcalde y los concejales y mi padre diciendo que no sabía nada, pero se lo imaginaba, y el alcalde acosándole para saber quien había sido. Explicándole que a él no le pasaría nada, pero no podía vender a un hermano, porque los matarían a los dos, insistiendo, si no cantas se llama al camión y te dan el paseo (como hicieron con muchos). Claro, como para esta gente los de izquierdas eran todos malos, mi padre dijo viéndolo feo, señor alcalde, todo el daño que yo he hecho ha sido con estos dos señores concejales porque toda la vida hemos estado juntos.

Me dijo mi padre que ni respiraron, bajando la cabeza como cobardes.

Allí quedaron los justicieros, no hubo una palabra de ayuda o consolación, se fue para casa y se lo contó a mi madre que estaba embarazada de siete meses. Que disgusto, por poco no llega a ver la luz mi hermano. Me decía mi madre muchas veces que ella nunca levantó la mano ni cerró el puño, solo quería paz y trabajo para criar a sus hijos. ¡Que poco exigías querida madre!

Como el panorama se estaba poniendo feo, mi padre fue a hablar con su padre, el abuelo Paulino, contándole lo sucedido. Su padre le preguntó, ¿sabes de fijo quien ha sido?, contestándole, ha sido mi hermano, pero no puedo decirlo porque nos matan a los dos. El abuelo con la pena y el coraje, cuando sabe que van a matar a un hijo, cogió el toro por los cuernos. Enfrente de nuestra casa vivía una familia, uno de ellos era cura, se llamaba Don Justi, este señor tenía mucho poder en el pueblo, era respetado y más en aquellos tiempos. Mi abuelo le contó lo sucedido en confesión.

Al día siguiente el camión de la muerte ya estaba preparado para llevarse a un inocente, pero se presentó Don Justi y les dijo al alcalde y a todos que no querían ver la verdad, que iban a matar a un inocente, porque le había dicho en confesión una persona quien había sido. Y mi padre se salvó por la santa madre iglesia. Este cura al terminar la guerra se alistó en la división azul, le mataron en Estalingrado.

Le doy gracias porque si no, no hubiera escrito este artículo.

Pasan los años, fui amigo y lo sigo siendo de los hijos que vendieron a mi padre, cuando supe la verdad me encorajiné y estuve un poco distanciado de ellos, era joven, yo no estaba preparado para odiar toda mi vida, porque es lo peor que le puede pasar a una persona.

Pensé ya por entonces ¿qué culpa tenían mis amigos de lo que hicieron sus padres?, nunca hemos sacado este tema porque ellos lo sabrán igual que yo, seguro a su manera, pero tengo que decir que es buena gente y no se puede estar toda una vida odiando y si hay un Dios como nos dicen, creo que todos necesitamos un perdón.

Un abrazo

ALFONSO “EL PINDOQUE”

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