TU NOMBRE AL ALBA, MUJER. Por Quintín García

Rememoramos el Poema de Quintín García contra la violencia de género. Ganador del 1º PREMIO EN EL CERTAMEN LITERARIO SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Antonia García Abad

Como consecuencia de la tristísima e indignante noticia de la muerte de Laura Luelmo, acaecida en la provincia de Huelva mientras desempeñaba la terrible tarea de hacer deporte.

Tu nombre al alba, mujer

1

No sé decir apenas

el color de tu nombre, Idoia, Gladys, Rosa.

ácidos del alba y ya roto, herido, tu nombre,

Apenas encendido tu nombre entre los vahos

cuando alguien lo pronuncia en la radio

del alba.

No sé decir apenas

mis ojos en las nieblas aún tan negras del alba.

el dolor de tu nombre cuando ha iniciado

el sol esta andadura sin luz, sin melodías, y se agrietan

mis labios al querer pronunciarlo y se ahogan

2

La noche se niega a marcharse: alguien

ha descuartizado tu aliento y clausurado

el tiempo de tu tiempo y amputada

la longitud de tu senda. Alguien

ha borrado del libro de la vida tu vigor, el verdor

de tus manos, la armonía

del Edén, tu manantial,

eternamente.

Y sin tu aliento, mujer,

amiga, hermana, hija, ha quedado

esculpida la noche en las lacias paredes de tu estancia,

de mi estancia. Instalada la noche y sus crespones

por unas manos en sangre, por unos ojos

sin luz. (Que le borren del aire

y regrese a su ser natural: como si

víbora)

3

No, no amanece la noche

porque la luz no quiere oír tu nombre roto, Dora,

Paula, Elena. Y en mi estancia entonces, ya huérfana,

el alba enmudece y regresa a la noche donde danzan

murciélagos horrísonos que se chupan

la sangre que aún se cuela por los bajos

del lecho; se descuelga escaleras abajo, la sangre,

hasta la calle de siempre donde fuisteis

felices, quizás, apenas, nunca. Donde

un coro de hijos ensaya con trombones, fagot

y timbales los gritos metálicos, dolidos,

del Requiem  de Mozart.

4

Noche sin gallos de amanecida, solo perros

que aúllan un mantra repetido y repetido:

¡basta, basta, basta!

Noche

de zarzamoras verdes en tu boca, agrias, mujer,

amiga, esposa, compañera del alma, en tu boca

oclusa ya de limos y mordazas, de vacíos, boca

sin hálito ni canto, herida, yerta,

eternamente.

5

Epílogo:

Yo también, como los geranios

escarlata, tristes, que pueblan mi estancia, me quedo

a habitar esta noche huérfano de ti, mientras

digo entre dientes tu nombre, Gina, Belén,

mujer, esposa, amante, Mar, Dora, madre,

hermana, hija, amiga, Elena, Laura…

Mientras digo tu nombre escuchado apenas

en la radio del alba y ya roto, herido, yerto,

eternamente

Quintín García

 

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