Día 7 de enero, un día cualquiera en mi hogar familiar en la capital del reino.
Cómo muchos sabéis duermo poco y me gusta disfrutar del día desde bien prontito. Estoy asimilando mi primera experiencia como autónomo y lo más importante para mí, aunque muchos no se lo crean es ver a mi pueblo feliz y con ganas de disfrutar la vida a pesar de los problemas que nos rodean. Estos días he descubierto algo que en trece años que llevo en Madrid, había pasado de largo y nunca he valorado, la armonía y el respeto de los villorejos.
Los primeros días fueron de contacto y gratamente me superaron pero poco a poco hemos agarrado el toro por los cuernos, porque los compañeros que me ayudan a llevar esto son unos grandísimos profesionales. Pero cuando realmente me emocioné y finalmente me di cuenta de lo que se me aprecia fue el día 1 a partir de las siete de la mañana. Empezaron a aporrear la puerta mis vecinos de toda la vida. Como hacían mi madre y mi abuela abrí, charlé con ellos y poco a poco se llenó y dichos vecinos me ayudaron a sacar el corte adelante, unos sirviendo otros fregando y un gallego de marca mundial picando patata. Hoy siete días después estoy asimilando mi experiencia y sobre todo el acogimiento de mis vecinos y amigos del pueblo. Emocionado y con unas ganas e ilusión aún mayores solo os puedo decir que a pesar de mis momentos de cansancio y dolor de piernas estoy muy contento y agradecido a todos vosotros, tanto es así que abriré todos los días para dar servicio a mi querido pueblo y su gente.
!!! VIVA VILLORIA !!!
Villoria, 07 de enero de 2019