En este artículo cuento lo que siento, veo y como quiero a mi pueblo así lo expreso y si no luchamos por él aquí, nadie va a venir a salvarlo.
Siempre he dicho que mi pueblo es el mejor de España. Nos costó mucho subirlo, donde la gente que ha estado en él se admira por lo que tenemos. Pero yo creo que lo estamos empequeñeciendo, teniendo recursos para que no suceda. Éste verano ha sido un hervidero de gente en las piscinas, los bares, merendolas para arriba y para abajo, donde se celebran los quintos, comuniones, bautizos, nacimientos y toda clase de eventos. Hemos tenido unas fiestas donde ha habido de todo y ha bailado todo Cristo (el que puede), buenos toros, pelota, un concurso cultural estupendo, una buena parrillada, se ha comido la vaca y luego las doce campanadas y más cosas, para mí estupendo, sin incidentes.
Durante las fiestas han venido unos amigos que tenemos desde hace 50 años, se lo han pasado pipa, diciéndome que pueblo tenéis, me hablabas de él, pero te has quedado corto, que misa más preciosa con el mensaje de nuestro querido Roberto, de calor tan humano, y la gente que te acoge como si fueras de familia.
Pues éste es mi pueblo, pero que pasa, termina la fiesta y parece que ha pasado un tsunami, los motivos desde mi punto de vista son estos que quiero recalcar: El mesón Marquesa de Bonal se cierra, que para mí ha sido muchos años la corona de Villoria, donde ha venido gente de todos los lugares, los fines de semana lleno que te daba gloria, porque hay buen trato y buena cocina, son muchos años conviviendo, mi mujer y yo nos hemos llevado un disgusto, y todo el pueblo, te daba gloria ver pasar a tanta gente para arriba y para abajo. Yo este cierre no lo entiendo por el trabajo que tenían, que llevan muchos años currelando, pero como suele decirse, “de puertas para adentro, cada uno en su casa sabe lo que pasa”, aunque presiento que estará poco tiempo, hasta los árboles de la alameda están llorando de tristeza de no disfrutar de los humanos, tantos ratos de ocio que hemos pasado juntos.
Otro de los motivos, y no culpo al ayuntamiento, no entiendo ni comparto que una persona joven que quiere hacerse su casa en el pueblo tenga que asfaltar la calle, se costea a medias entre el propietario y el ayuntamiento, que algunos tienen que vender el camino para hacer la casa, que luego queda al servicio del pueblo, por unos requisitos que exige el arquitecto, que serán así las normas, pero conlleva a que los jóvenes se compren piso en Salamanca, no estoy de acuerdo, como mucha gente, porque si a la gente humilde se le da un poco de ventaja y no se le ponen tantas trabas se podrían quedar. Así que algunos se marchan, no me extraña que perdamos población, yo no sé si en todos los pueblos se llevarán a cabo estas medidas, pero no se puede tirar tanto de la cuerda porque se puede romper.
Creo en la constitución entre comillas, sé algún artículo de ella, ¿creen ustedes que los que gobiernan la llevan a cabo? Yo diría que no, hay que saltarse algún artículo a favor de los humildes y aplicarlos a esos ladrones que luego son los que más tienen, de lo que roban.
Después de la posguerra hubo en Salamanca un gobernador llamado Diego Salas Pombo y el alcalde de Villoria, en aquel momento Saturnino Portela, que hicieron un gran servicio a este pueblo. Había mucho prado donde la hierba la aprovechaba el ganado de los labradores, de los más pudientes, tomaron una decisión, hacer parcelas de 1100 metros para los obreros, que había muchos, trabajaron mucho para roturarlas, con azadón para quitar la grama, luego las araban con bueyes y mulas, que bien vinieron para sacar adelante a sus hijos. Me contó mi padre que durante esos dos o tres años nacieron pocos hijos, porque estaban cansados de trabajar y había poca comida. Así que echaban pocos calmantes, distinto es ahora, que hay muchos calmantes y no nacen niños, que pena. Ahora esas benditas parcelas que quitaron tanta hambre, se están convirtiendo en favelas, muchas están perdidas, aquí un gallinero, una perrera, tubos de regadío, una caseta para meter herramienta, que lo entiendo, pero con un orden, así que los jóvenes que no ven futuro se largan, los mayores ya están cansados para llevarlas, otros que no queremos trabajar porque no podemos. Es una pena porque es un terreno fértil que da de todo.
Pienso en los ayuntamientos que hemos tenido y tenemos, ¿por qué no ofrecen el terreno con las mejores condiciones posibles para instalar empresas?, como han hecho en otros pueblos, como en Huerta hay una empresa de un italiano y más empresas. En este pueblo no hay paro, de Villoria hay bastantes jóvenes trabajando, si es cierto que el pueblo les regalo el terreno. En Moriñigo sucedió lo mismo, hicieron una fábrica de embutido y con la Bioetanol de Babilafuente que este es otro caso porque ahí los terrenos se pagaron, pues hay mucha gente colocada.
Hay que moverse si queremos que nuestros jóvenes se sientan felices en su tierra, pero hay que abrirse al exterior, la tierra tiene que producir, aunque sea regalarla si no se queda muerta, para que nuestros jóvenes se queden aquí, porque esto es un vergel de vida, sin contaminación, pero también sin jóvenes que son el futuro, yo no lo veré pero caerán las tierras en tres o cuatro empresas pudientes porque los mayores ya no tendremos huevos para labrarlas y así empezará la caída de un gran pueblo que no supimos engrandecerlo por falta de inquietudes.
Termino con las buenas fiestas de mi pueblo, que son unos días bonitos para el exterior y te da caché, pero hay que pensar que el año es muy largo y nosotros no hibernamos como los osos, decir a los políticos que como no se impliquen van a desaparecer mucho pueblos, que lo estamos viendo, por culpa de ellos y entonces los va a votar su madre o los gatos, porque las personas pueden haber desaparecido por desgana, falta de compromiso y trabajo. Ellos no han sabido gestionar nada más que sus intereses y nos pasará como al imperio romano, dominó el mundo pero cayó.
Así que esta es mi visión, que si Mahoma no va a la montaña, la montaña vaya a Mahoma.
ALFONSO “EL PINDOQUE”