Esta situación de confinamiento en nuestras casas podría ser también un buen momento para ejercitarse en la escritura, para aprender a escribir. Y aprender, como en todo, se logra ejercitándose.
Todos tenemos un mundo interior rico, lleno de experiencias de vida, de recuerdos, de ideas, de anécdotas, de sentimientos, etc. Pues escribir no es más que reflejar, sacar a través de las palabras escritas, algo de ese mundo íntimo y personal. Creo que aprender a escribir es una actividad rica, nos enriquece, nos hace un poco mejores. Primero porque ejercitamos nuestra cabeza, ordenamos un poco el cerebro, disfrutamos un rato de esa soledad dialogada con nosotros mismos. Pero también –y por eso lo recomiendan mucho los sicólogos- porque ese ejercicio de volcar hacia fuera nuestro mundo interior es una terapia estupenda que nos ayuda a relajar tensiones, canalizar sentimientos al expresarlos, etc.
Escribir para expresarse uno no es nada complicado (otra cosa es aspirar a ganar el premio Nobel) De verdad, es ponerse. Es que yo cometo muchas faltas de ortografía, suele decir mucha gente. Y qué importa si de lo que estoy hablando son escrituras para uno mismo. Bueno, a lo mejor hay algún genio literario que se viene a descubrir con ocasión de esta triste coyuntura del virus asqueroso.
Pues ahora que hablo de esto, me encantaría que hubiera personas mayores que se decidieran a escribir sus memorias, no para sacarlas en un libro publicado –que cuesta pasta-, sino para dejarlas como herencia a los hijos y nietos. Ahora ya en la mayoría de las familias hay chicos y chicas con estudios que pueden ayudar a padres o abuelos en esta tarea de ir pasándoles a limpio en el ordenador, sin prisa, lo que padres o abuelos van contando o escribiendo en un cuaderno. Coño, todo el mundo está esperando a heredar tierras o casas, o cuentas corrientes, ¿y no es bonito, antes de que se mueran los abuelos o los padres, tener recogidas las memorias de nuestros mayores en detalle, y no solo de oírlas contar, que hoy con la televisión puesta ni siquiera hay momentos?
Vale de rollo. A ver si os animáis y probáis a poneros a escribir
Un abrazo y besos virtuales.
Quintín García