Vamos a ver. Entiendo que todos los que escribimos, estamos expuestos a las críticas, pero no hay derecho que tergiversen mis palabras. No tengo miedo, faltaría más. A unos les gustará y a otros no, que es muy respetable, pero, ¿dónde está la libertad de expresión? Porque aquí no está el tío Trump, que el que le contradice, ya se quedó en el paro o es un traidor.
Hace poco dije en un artículo que la derecha española y la iglesia han sido los amos de España. Yo contra la iglesia no tengo nada, de hecho soy creyente, voy a misa y se acabó; pero no tengo nada en contra de los que no piensan como yo.
A mí no me imponen mis creencias para que me ponga un cinto lleno de explosivos y detonarlos gritando “por Jesús o por Dios” y así mueran cientos de inocentes. Esto no lo sigo.
Pero se han hecho muchas barbaridades por miedo y con miedo, más adelante ya les explicaré. Los políticos, que soy cansino, van a buscar el mejor butacón (la mayoría), y para levantarles de él tienen que picarles como a los toros sin retirarse del ruedo. Cuando se dice que todos son iguales, es mentira, porque tiene que haber gente buena y los malos van a la yugular, trepas, que solo miran por ellos no por el pueblo.
En esta vida hay gentuza que solo nos quiere meter miedo, es una lucha interna que llevamos todos en nuestro cuerpo y no soporto a mentirosos endiosados, quizás fracasados, porque han tenido de todo en la vida, de todo.
El otro día Miguel Bosé, y otros músicos españoles, decían que había una gran conspiración mundial liderada por Bill Gates y otros magnates, según la cual habían creado el COVID19 para poder producir una vacuna y así dominar el mundo. Declaraba la guerra al fundador de Microsoft y al presidente de España Pedro Sánchez por cómplices de un plan macabro y supremacista y decía: no a las vacunas y a la red 5G.
Mire señor Bosé, con todos mis respetos, solucione su casa, ¡Ya está bien! Se está pasando mucho miedo en este mundo, para que vengan
ustedes, así como cardenales, obispos y gentes de alta alcurnia hablando de Dios y del diablo. Vayan con ese sermón a otros, porque a mí ya me los han dado y si tienen miedo, miren a ver dónde lo pueden curar. Se lo voy a explicar.
Yo no he sido ni siquiera monaguillo. Para mí, ni el diablo ni el demonio han existido, los únicos diablos y demonios somos nosotros porque sabemos dónde está el bien y el mal. No quiero herir la sensibilidad de ninguna persona, porque cada uno es muy libre de sus creencias, ¡faltaría más!
A Dios le utilizamos a nuestro antojo y voy a exponer un ejemplo.
Si mis hijos sacan buenas notas o los hijos de cualquiera, hago veinte misas y coloco ochenta velas; si me vienen con buenas notas los abuelos o los padres les compramos lo que quieran por su hazaña estudiando, que es lo que hacen. Si viene buena cosecha, si me valen el trigo y las patatas, compro un manto a la virgen; si mi hijo se hace encargado de una empresa o se hace capitán siendo sargento, fíjate tú y si me tocan millones a la bonoloto, champan para todo cristo. Si tenemos un enfermo en el hospital te agarras a Dios y si puedes no le sueltas.
Pero amigos, tenemos que darnos cuenta de que algún día tenemos que irnos. Total, que le estamos chantajeando toda nuestra vida y si no sale como nosotros queremos pues a despotricar por no concedernos lo que queremos. Tranquilos que no nos va a hacer daño, porque si lo hay tiene que ser justo, bueno y misericordioso. Así que no le tengo miedo, algún día me iré y ya tendrán allí mi ficha como los médicos.
Vamos a ver, el demonio o el diablo creo que lo inventaron los Reyes Católicos porque Torquemada y sus secuaces hicieron buenos estragos. Y otros antes que ellos, para meter miedo a los ignorantes oprimidos y perseguidos, que ponían por delante a su dios, el del deseo, el de la violencia y el del escarnio.
Según dice la iglesia hay que, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar al enfermo y no desear la mujer del prójimo ni del que te sirve, como lo han hecho y lo están haciendo. Así que yo cuando era pequeño, ¡joer! todo era miedo y pecado, “hay que ser bueno si no el diablo te llevará al infierno”. Te decían que llamo a los guardias (los había buenos, pero también malos), que las pasaban más
putas con aquellas bicis por caminos embarrados y polvorientos por el tiempo. O te decían, ¡hijos andan por ahí los maquis! No te dejaban ni masturbar porque era pecado y así te metían el miedo en las entrañas. Así que los pudientes, de comunión diaria, eran los más creyentes. Y de esa manera tenían sometidos a los más necesitados. Ese dios que me impusieron con el arma del miedo no le sigo, estas historias no se olvidan.
Recuerdo en mi infancia a una mujer que era vecina nuestra, aunque era de Pelabravo, se llamaba Dolores, una gran mujer. Era hermosa, buena mujer y cristiana, muy inteligente, sabía de todo. Todos los días iba a comulgar. Le mataron a su marido, cuando estalló el movimiento, un gran hombre y quedándose viuda, como otras mujeres, se casó aquí en Villoria con el señor Esteban que se había quedado viudo y tenía una hija que se llama Casi. La trató como a una hija y ella como a una madre. La decía a mi madre que había sufrido mucho, porque tuvo que dejar su pueblo y a su familia. Todos los días iba a comulgar porque se sentía liberada y cerca de Dios, chapó por su labor en este mundo.
Esta gran mujer metió algún chorizo en muchos pucheros en la lumbre, donde no había nada y alguna cosa más, porque nosotros éramos diez y ellos solo tres, pero supo repartir lo que ahora quizás no queremos ver y si hay algo por ahí arriba no creo que esté con el demonio ni el diablo, si no al lado de la gente que ayudó y de lo que ella más creía, que era Dios.
Un abrazo
ALFONSO “EL PINDOQUE”
Junio2020
2020-07-04