UN GOL PARA LA HISTORIA

No se por qué será, pero cuando uno se pone a buscar en el baúl de los recuerdos siempre encuentra algo, y más cuando ese baúl se sustenta en un montón de fotos de esas que están en blanco y negro, de las que se palpan, de las que se tocan, de las que no se pueden ampliar poniendo los dedos encima.

A los que ya peinamos canas hace tiempo, nos transportan a un pasado que parece lejano, por la cantidad de años pasados, y a la vez cercano por la rapidez con la que han transcurrido. Parece que fue ayer, solemos decir. Sí, sí, ayer…

De ese lejano ayer del que hablamos son estas dos instantáneas que hemos rescatado de nuestra caja de fotos antiguas y que hoy os ofrecemos para que guardéis en vuestros ordenadores, teléfonos, tablets , nubes o el mismísimo firmamento. Donde queráis. Estas sí, estas se pueden ampliar, recortar, modificar, pero siempre guardarán ese poso y ese sabor añejo que da a las cosas el paso del tiempo.

Y os decimos que las guardéis porque lo interesante de estas dos imágenes no radica en sus protagonistas principales (que también), sino en el sitio donde están sacadas. Seguro que más de uno ya lo habéis adivinado, y al que no, le diremos que se trata del campo de fútbol, el de siempre, el Arenal.Ese que hoy luce florido y verdoso.Así lo delata la esquelética, raquítica, famélica, descarnada y esperpéntica portería, que está más para un mírame y no me toques que para aguantar un balonazo. Y qué decir de ese contrahecho larguero, hecho de retales y auténtica amenaza para cualquiera que osara jugar de portero.Tres palos con hambre atrasada de partidos y goles.Con esto, y gracias, se tenían que contentar en esa época.

Eran los tiempos en los que había que aprovechar todos los pastos y las eras para las labores agrícolas propias del verano. Tampoco es que se utilizara mucho como recinto deportivo, porque lo más parecido a una liga de fútbol que se disputaba entonces era un campeonato llamado de la Guardia de Franco, donde participaban la mayoría de pueblos de la comarca y que no duraba más allá de un par de meses. Una vez terminada esta competición, a lo más que se aspiraba era a jugar un partido el día de la fiesta. Y para entonces, se supone que el campo ya estaría limpio, aunque no siempre era así.

Muchas e innumerables son las anécdotas que podíamos contar sobre este paraje de nuestro pueblo, pero eso da casi para escribir un libro, y hoy no tenemos tiempo.

Y muchos e innumerables son los jóvenes que han pateado esa hierba y ese césped con mayor o menor fortuna, con mayor o menor ilusión, y esperamos que sean muchos más los que lo sigan haciendo.Sería imposible acordarse y mencionar a todos, pero, como anécdota, nombraremos a tres, componentes todos ellos de una misma familia: abuelo, hijo y nieto que, cada uno en su momento, defendieron los colores del equipo de Villoria. Nos referimos a Antonio Manjón-abuelo-, Antonio Manjon-hijo- y Alejandro Manjón-nieto-. Un ejemplo de continuidad.Saludos a los tres. Quizá haya más casos. Si es así, ahí estáis vosotros para recordarlo.

Hoy es domingo, en otros tiempos día de fútbol por excelencia. Terminamos el escrito narrando este histórico gol que nos muestra la foto tal y como lo haría un comentarista deportivo de los de siempre: «Y EL BALÓN (EN ESTE CASO EL BURRO) HA ENTRADO PEGADO A LA BASE DEL POSTE, ALLÍ DONDE PASTAN LAS VACAS Y NO LLEGAN LOS PORTEROS. ¡UN AUTÉNTICO GOLAZO PARA LA HISTORIA!»

SPP

Pd.: Las fotos son del año 1966 y sus protagonistas son Narciso Turrión Portela y Costa Cascón, padre de Lucio, Pilar y Raquel Cascón y abuelo de Juan Cascón Baños, responsable de esta página que ahora estás visitando.

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