No hay cosa que me apene más, que ver a la gente triste, sin risas, con miedos y pienso: será lo que Dios quiera, como suele decirse. Pero yo creo que será de los que vivimos en la tierra, que solo buscamos enfrentamientos sin soluciones por el mero hecho de gobernar, así que mi diario es sobrevivir e intentar llevar alguna sonrisa donde se ha perdido.
Nunca me he considerado un rácano y si he podido, la primera ronda ha sido la mía.
Hace muchos años íbamos seis o siete matrimonios a misa, alguna pareja no era de aquí, salíamos y empezamos al chiquiteo. Primer lugar Barreñas El Castillo, allí pagaba yo, segundo Capri que pagaba Tini, en casa Bauti Esteban, en casa Simón Paco el Facundo, en casa de mi prima Tere y Tente y en la Bonal alternativamente. Total no sé si se consumiría la sevillana entera porque a algunos nos tocaba pagar dos veces; que me lo podía permitir, pero te jodía porque algunos estaban en mejor posición que otros.
Pero entraban en los bares y como se pusieran a hablar o se fueran a sentar a la mesa, esos no querían pagar, esto sucedió muchos años. Ya un día cabreado le dije a uno, manda huevos, nada más que entras te vas como una fiera a la mesa y encima hay que servirte sin pagar. Contesta el tío, si es que siempre os adelantáis decía, esta que viene la pago yo, cuando yo ya iba por la segunda sevillana.
Entiendo que cuando una persona está chunga se retenga, que quizás sea el primero que quiera pagar, pero para eso estamos los que mejor andamos, así que algún aprovechao se iba para casa sin pagar. Si esto hubiese pasado en el oeste durarían poco, porque tienen que desenfundar y si se les encasquilla el revólver, las balas se les quedan en el tambor nuevas, ya me entienden.
Aquí hace años sucedió una anécdota chunga, yo era muy pequeño. Había un bar en la carretera, -el dueño se llamaba el señor Avelino-, donde la gente obrera, los que podían, por la noche se iban a tomar unos vinos para olvidar sus penas que eran muchas. Allí no entraban señoritos.
Una noche llegó uno de fuera que llevaba 20 años sin ver a un amigo de mi pueblo. Se abrazan se besan y se quieren invitar uno al otro. Les pone el señor Avelino unos vinos y cuando ya iban calientes; los dos querían pagar: pago yo, que no que pago yo, que no que pago yo, pero ninguno sacaba la cachapa. Viendo el tema, el señor Avelino muy listo, con muchas batallas a la espalda, les dijo, esto se arregla muy sencillo. Voy a sacar dos baldes de agua, el que más aguante sin sacar la cabeza, ese no paga. Pasa el tiempo y el Sr. Avelino preocupao. Oye, los dos se ahogaron.
En una esquina del cementerio de mi pueblo, poco visible, están los dos enterrados con sus lápidas carcomidas por el tiempo. Yo creo que aún les dura la castaña.
Hace años, cuando comentaban que los catalanes pagaban cada uno lo suyo, no me lo creía. Han sido gente progresista, con unos buenos sueldos, con trabajos y chupando mucho del bote de España. No me extraña que digan que ha sido la mejor nación, la más solidaria la más justa y bella. Para mí, también la más ladrona. Los políticos de turno que han robado a España todo lo que han podido: los Pujoles, el tío Mas, Puigdemont (el fugitivo) y el tío Torrijas y encima todos independentistas y la gente les votaba ¡Estarían todos compinchaos! Porque los españoles, según dicen, los tenemos secuestraos, no me extraña que nos odien. Así que aquí nos está entrando un poco de lo malo de Cataluña y nos está entrando ese virus de que cada uno paga lo que consume. Pero a estos catalanes los he admirado, porque son consecuentes con lo que hacen y muy seguritos.
Me cuenta un primo que vive allí, que pegando a su casa dieron un golpe a una joyería de caché, llevándose todas las joyas, rompen el cristal gordísimo con un ladrillo de muro y de eso se yo un poco. Sienten las sirenas y se escapan, dejando allí el arma del homicidio, pasan días y no les cogen. ¿Cómo crees que les echaron mano? Porque volvieron a buscar el ladrillo. ¡Madreee! eso se llama aquí, barrer para casa.
También me han dicho que allí, un matrimonio hace el amor con la cuñada para no gastar a la mujer, no me extraña. Ahí está la mujer del tío Pujol, con los años que tiene, los hijos que ha tenido, dinero, lo valiente que es, yo creo que lleva en el bolso el ladrillo de la joyería para cuando le molestan los paparazi y darlos en la cabezota y dejen de preguntar por su fortuna.
Eso aquí en Salamanca no sucede, somos más derrochones, peseta que cogemos, peseta que jodemos, por eso han desaparecido, pero hemos aprendido mucho de los catalanes, yo por lo menos estoy tomando en un bar un medio, entra un hermano a tomar un descafeinado, pago lo mío y le digo, ¡Chico a ver si luego nos vemos y te invito! porque nos miramos uno al otro para ver quién es el primero que desenfunda y ahora más que nunca, porque la cosa está chunga. Antes andaban los medios por la barra, que se bebía uno diez y estaban pagados. Con la que está cayendo, creo que nos vamos a quedar sin bares, porque no se consume ni la mitad que antes y tienen que cerrar porque no tienen para pagar muchos impuestos.
Ala que sí, aquí en el pueblo vivimos como Dios, hacemos buenas matanzas, no nos falta el chorizo, el salchichón, el jamón y cuando queremos fiesta hacemos el botellón, pimientos, patatas, cebollas, frutas si no hiela, sandías y melones. Lo único que nos falta es hacer el amor con la cuñada, si no que se lo pregunten al rey antiguo, que le ha gustado más el sexo que gobernar, robándonos toda la vida. ¡¡Con lo bien que me caía!! Porque yo creo que se portó bien en la transición de España y con el golpe de Tejero, que como ha desaparecido le tendrá que buscar Lobatón.
Así que, “españoles, la paz os dejo la paz os doy, que os den pol culo que yo me voy”. Yo ya me fio más del rey de bastos y de la puta de oros que de esa gente. ¡Señores! Dónde llega el poder, la ambición y todas sus consecuencias. Yo me pego cuatro tiros pero no deshonro a mi familia y a los españoles. ¡Ya de quien te fías! De los ladrones o de los elefantes y animales que matan para divertirse con sus amantes. Por qué no cogen un azadón, o una hoz y cerró arriba, cerró abajo, ya verás cómo se les quitan las ganas y no arrasan con sus brillantes escopetas a todo ser viviente.
Un abrazo
ALFONSO “EL PINDOQUE”
2020-11-22