Ayer, día de San Juan, se acabó el reto. El solsticio de verano fue testigo de la llegada de Teresa Hernández a Santiago de Compostela, una fecha que quedará marcada para siempre en su memoria.
Han sido muchos días, muchos kilómetros caminando bajo soles justicieros, unas veces, otras bajo la lluvia, y siempre pisando el polvo y y el barro del camino. Un camino, el de Santiago, que le ha permitido recorrer tierras andaluzas, extremeñas, castellano-leonesas y gallegas llenando su mochila de nuevas amistades, buenos deseos y una gran dosis de esperanza hasta llegar a la ansiada meta apostólica.
Misión cumplida.
Nuestra más sincera enhorabuena y nuestro agradecimiento en nombre de todas aquellas personas a las que, gracias a su esfuerzo, podrán comer, aunque solo sea un día más.
Por gestos como este merece la pena seguir adelante. Que el Apóstol Santiago llene su mochila de vuelta con todo lo mejor que se merece.
P.d. : Muchas gracias por tu detalle con esta humilde página, Teresa. Hasta cuando quieras.