Recuerdos. Poesía a la Virgen de la Vega desde la distancia

Ahora que ya tenemos cartel y pregonero, nuestra fiesta grande se siente más cercana. Una fiesta que intentara consolidar lazos con aquellos que la añoran desde la distancia.
Hace justamente 33 años, en el n⁰ 12 de la revista Besana, publicábamos una poesía de Sigifredo María, que hoy queremos rescatar, para que nunca caiga en el olvido, dedicada a nuestra patrona la Virgen de la Vega:

La fiesta ya está llegando,
La alegría se desborda,
Pero tú, pequeña virgen,
siempre te lo pasas sola.

Que poco te conocemos
Y que poco se te implora,
tú que eres para Villoria,
la eterna consoladora.

Hablamos de las corridas,
de farranga y otras cosas,
pero siempre te olvidamos,
a ti nuestra protectora.

Yo no sé si tu figura
está expuesta en los altares,
pero sé que donde estés
vigilas siempre a este pueblo
con los ojos de una madre.

Y que sufres por nosotros,
porque orgullosos y altivos
no te miramos a ti,
con ese mismo cariño,
el cariño de una madre
que mira siempre a su hijo.

Yo sé que tú nos perdonas
porque sabes que ignorantes
corremos por este mundo
como eternos peregrinos
y que buscamos la luz
por senderos confundidos
y miramos de frente
por ignorantes y altivos.

Y verás ahora en las fiestas,
otra vez como al principio,
los mayores, los pequeños,
en los bares y en las calles,
unos hablarán de toros
y otros de caballitos.

Y oirás como decimos:
los toros no me los pierdo,
el baile me hace vibrar,
con la bebida caliento;
pero a ti no te miramos
y te dejamos solita,
en un pequeño recoveco.

¡Qué pocas luces tenemos,
que de lejos te miramos!
aunque tú como una madre,
nos tiendas siempre tu mano.

Mira Virgen pequeñita,
te hablamos los emigrados,
que estamos lejos del pueblo,
de los padres, los hermanos,
de eso que tanto queremos;
por eso a ti te pedimos:
que nos mandes el consuelo,
que nos eches una mano

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