Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

A través de la venda

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Esta es la primera vez que escribo por aquí, lo justo es presentarme. Soy Héctor y soy de Babilafuente, aunque una parte de mis raíces son de Villoria. Hace mucho tiempo que participé en la ya desaparecida revista hermana Aldaba. Por eso me he decidido a escribir aquí, en un formato diferente, más actual e innovador y que llega más que las revistas en papel de antaño. Algunos me conoceréis ya sea por cercanía de edad, familiar o por ser de mi pueblo. Eso no es importante pues lo que deseo es presentaros una serie de datos y de hechos y que cada uno saque sus conclusiones. Es esencial conocer la realidad que nos rodea para opinar y razonar por nosotros mismos y que no nos condicionen o manipulen. No pretendo imponer ni plasmar mis ideas. Muchos no estarán de acuerdo con lo que diga o me tilden de algún que otro calificativo. Soy consciente de todo ello.

Hoy comenzaremos con una gran palabra, democracia. Cada persona tiene su definición propia y puede variar un poco, por eso iremos a la RAE que define democracia como “sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes” o “país cuya forma de gobierno es una democracia”. Tiene su origen en el latín y el griego.
Debemos entender que hay varias formas de gobierno dependiendo de quién posea el poder. Ya sea autocracia (dictadura), oligarquía (gobierno de unos pocos) y democracia. Hay que diferenciar de monarquía y república en el que el jefe del estado es elegido o impuesto.

Por lo tanto está bien que nos preguntemos, ¿España es una democracia? Según lo que nos han dicho desde 1978 sí, pero realmente no lo es. El poder o la soberanía no está en el pueblo, sino en los partidos políticos y más concretamente en sus líderes. Según lo que hemos visto en el párrafo anterior sería correcto llamar a lo que tenemos una oligarquía de partidos o un estado de partidos, también llamado vulgarmente partitocracia. En una democracia el poder reside en el pueblo y va de abajo a arriba mientras que en una dictadura y una oligarquía de partidos el poder va de arriba a abajo. Si en algún caso alguna ley o acción va en contra de los ciudadanos, el pueblo no tiene ninguna forma de luchar contra ello salvo la desobediencia. En una democracia hay mecanismos para ello.

Durante los últimos años del franquismo, los partidos opositores al régimen se unieron en dos asociaciones para luchar por la democracia en España, la Junta Democrática de España y la Plataforma de Convergencia Democrática que luego se unieron en la conocida como Platajunta. Todos los partidos, sindicatos, incluso Don Juan, padre del rey emérito, estaban de acuerdo en una serie de puntos necesarios para la democracia. Incluso estando en sitios completamente diferentes. Todo eso cambió en la llamada transición, donde esa unión se rompió y los partidos diseñaron una manera de repartirse el poder franquista y tener el estado de partidos actual.

Muchos de los problemas que tenemos actualmente vienen por este sistema que tenemos desde hace más de 40 años, en especial la corrupción. Por eso es necesario saber lo que tenemos. Para entender y sobre todo para buscar soluciones a los problemas. No sirve de nada indignarse como el movimiento del 15M en 2011. En ese momento la gente salió a la calle y eso no cambió nada. Se crearon nuevos partidos para encauzar ese descontento y desde dentro no lucharon contra el sistema, al contrario, se beneficiaron de él. Muchas libertades se nos han ido limitando, libertades individuales pero debemos luchar por las colectivas. Y para ello solo hace falta informarse, razonar, ser crítico y por último unirse para luchar por nuestros derechos.

Héctor

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