Se nos fue el 2022 con más pena que gloria, con unas cuantas bofetadas a mano abierta que nos dejaron dolor en el cuerpo y amargura en el alma; con rabia y llanto, unas veces contenidos, y otros derramados a espuertas por aquello que nos incita a clamar y proclamar lo injusta que a veces es la vida, la facilidad con la que llega la muerte, y, de paso, a aferrarnos a los típicos tópicos que florecen en estas fechas y en determinados momentos, como lo hacen las amapolas en mayo. Al final todo se reduce a tener salud y, a ser posible, un poquito de buena suerte, que nunca viene mal.
Y a unas puertas que se cierran le siguen otras que se abren. El año de 2023, del cual ya hemos consumido casi una decena de días, se nos ha presentado con una convulsa tarjeta de visita para los que creemos en la democracia. Los tambores de guerra siguen sonando allá donde menos te lo esperas. Los buenas palabras y los buenos deseos, por los que todos brindamos cuando recibimos al nuevo año, parece que se van por el retrete acompañando a las uvas, al champán o la sidra, camino del río Merdero como diríamos en nuestro pueblo. Hechos y no palabras son los que necesitamos, éstos son los que hacen camino, aquéllas se las lleva el viento.
El año, políticamente hablando, se presenta, cuando menos, interesante. La permanente campaña electoral, en la que llevamos meses inmersos, se recrudecerá y volverá, como volvieron las oscuras golondrinas, con sus lemas, sus promesas y sus soflamas.
Palabras al viento que, nosotros, los de a pie, lo único que deseamos es que se convierta en hechos , que se hagan realidad. No creemos que sea mucho pedir, aunque algunos se aferren con ahínco a lo que dice el refrán: «contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.»
Desde esta página esperamos seguir aportando nuestro granito de arena. Este mes cumplimos 13 años de andaduras en este formato digital. Son muchas palabras, muchas imágenes, muchas noticias , muchos sentimientos los que hemos transmitido durante estos años. Comenzamos el año número 14 con la misma ilusión y las mismas ganas con las que iniciamos está etapa. Una etapa que no hubiera sido posible sin vuestras colaboraciones, sin vuestras aportaciones, sin vuestras presencia y sin vuestro apoyo.
Siempre hemos dicho y ahora lo reafirmamos, que Besana somos todos y es de todos. Muchísimas gracias por estar ahí.
*Por cierto, este año es el 40 aniversario de la publicación del primer número de nuestra legendaria revista BESANA. Tendremos que celebrarlo de alguna manera.