Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

Lo que se oye hoy en día.

No sé si lo que voy a decir es ignorancia, es hipocresía, o las 2 cosas.
Hoy en día mucha gente no hace nada más que añorar las vidas de antaño. Pues bien cierto es que en todas la épocas hay cosas buenas y malas.
Hoy en día se oye decir que se vivía mejor antes porque no había malicia ni había depresiones.

Pues hace falta ya estar ciegos: si empezamos. Al acabar la guerra, muchísima gente acabó en el manicomio porque de tanto sufrimiento y tanto dolor, terminaron en una depresión que les llevó a muchos a la locura. Y en el manicomio les ponían la camisa de fuerza, que debía de ser algo horrible.

Pero no hace falta hablar de esa época. ¿Cuántas personas se ahorcaban en los sobrados, se tiraban a los pozos o se ponían al tren? Porque yo lo sé muy bien sabido. Y estoy diciendo una verdad como un templo. Y en cualquier época. Y él que se suicida, suele ser por una depresión.
Y que no me vengan a mí decir que no había depresiones porque yo vengo de una familia y que de eso ha sufrido mucho. Y he estoy hablando de generaciones atrás. No de padres y hermanos. Y no tengo ningún reparo en decirlo porque no es delito.
En cuanto a la maldad, la cosas que oí en la barbería de mi padre de gente que le daba a la lengua de otras personas levantando falsos testimonios.
A mí padre con seis hijos y uno enfermo, y a otro señor que también tenía una hija enferma. Los 2 eran trabajadores que se ganaban la vida como podían. El corresponsal del pueblo, los sacó de mutualidad porque gente mala fue malmetiendo. Y entonces tenían que pagar las medicinas de los hijos enfermos que eran carísimas. Dos obreros y con hijos. Y como el corresponsal tenía poder, por eso lo hizo. Porque así funcionaban las cosas.

Mi padre que era muy hábil, fue con el otro señor a la caja previsión a reclamar. Y le llegó una carta a ese corresponsal. No sé que le diría que los metió en la mutualidad de nuevo. Lo peor de todo, que dicho señor, era maestro nuevo en el pueblo y se dejó asesorar de analfabetos. Y si me pongo hablar de maldades no acabo nunca. Y los vecinos reñían mucho en todos los sitios y se decían cosas terribles.

Y pobrecitas de las mujeres que se quedaban embarazadas de solteras. Quedaban marginadas. Iban en casa de los padres y la mayoría las echaban de casa. Y algunas tenían que ir al hogar cuna. Y muchos bebés se morían porque no había medios.

Una mujer soltera pasaba penurias y desprecios. ¿No era eso malicia? Que venga Dios y lo vea.
Y en cuanto a otras malicias, tengo que decir que mi abuela la de La Vellés debía de ser muy caritativa. Y tengo entendido que buenas putadas la hicieron. Yo no la conocí.

No sigo porque esto es infinito.

Inés García Hernández

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