Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

Para algunos fueron sus primeras piscinas

No había bar,
ni césped donde tumbarse.
Ni sombra, ni sombrillas,
ni cremas para untarse.

Ni duchas para lavarse,
ni aseos para aliviarse.
Ni bañadores para taparse,
ni cercados para ocultarse.

Charcas a campo libre,
cuerpos quemados al sol,
en pelota picada.
Libres de ataduras,
sin vergüenza,  sin pudor

El Juncal, San Benito,
Riolobos, Valdaragona
La fuente de la Rata o el Cachón.
Manantiales de bullicio y de ilusión.

Niñez pobre y soñadora
que refrescaba su calor
en aguas turbias y estancadas
de barro y cieno preñadas.

Tardes de risas y juegos,
y también de cierto dolor…
cuando te quitabas, con disimulo,
la sanguijuela pegada al culo.

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