Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

LA CORRIDA DEL SIGLO.

Analista taurino:Alfonso “El Pindoque”, para Tendido Cero y todos los que quieran leerlo.

Magistral mano a mano en la Monumental de Madrid. 50 observadores de todo el mundo vienen a ver lo que pueda suceder entre los famosos toreros: El Correlindes Sánchez y El Galleguiño Feijoo, que viene con mucha fuerza y con un cartelazo en su tierra; para intentar dejar al sanchismo entre las cuerdas y que no se pueda levantar.
Las entradas se acabaron hace tiempo con el cartel de no hay billetes. Fueron seis peligrosos toros de Cebada Gago con dos sobresalientes (Pastor y Vallés) que estarán al quite por si es necesario. Todo está dispuesto; son 100 minutos milimétricamente preparados donde no se va a sentir ni un ratón.
El ganador, con un poco suerte irá a rezar a su patrón y al perdedor le pondrán un cencerro para que acompañe a los cabestros que con gran sabiduría llevan la manada a la plaza sin dar ningún derrote ni tropezón.
Ya tocan los clarines, tambores y trompetas y las taquicardias en el corazón. Van tiesos a la presidencia a pedir permiso y oyéndose una gran ovación.
El primer toro es del sanchismo que con su valentía le va a recibir a puerta gayola dándole una larga cambiada el toro no sabe para donde ir. Mientras, los sobresalientes muy atentos, por si tienen que intervenir. Tiene más querencia a la izquierda y el sanchismo muy inteligente, viendo que no hay peligro le da unas verónicas magistrales ganándole el terreno porque por el pitón derecho el toro le quería comer el terreno, para llevarle a las tablas y que saltara al callejón. Se le picó, se le banderilleó y al siguiente tercio, en la plaza se sintió un silencio dándole unos pases por alto que el público agradeció, aplaudiéndole con mucho fervor.
Se retira el sanchismo unos metros con cautela, por si este toro era de VOX cogiendo la muleta por la izquierda eran pases tan largos que en los tendidos la armó dando unos pases de pecho que el toro ni los vio. Cambió de mano a la derecha, los redondos eran limpios, pero el toro muy astuto se le revolvía como un lobo feroz. Cogió el estoque y dándole un estoconazo al suelo cayó. Las dos orejas cortó y con majestad, con sus asesores de cuadrilla celebró.
Todavía quedaban dos morlacos. Ya tocan los clarines y empieza el Galleguiño Feijoo dándole una verónica preciosa que con media remató. La plaza se venía abajo. Tenía que desbancar al sanchismo que llevaba 5 años de gallito y su intención era coger las riendas y decir a España: “aquí el que manda voy a ser yo”.
Había tenido triunfos muy buenos en algunas plazas. Iba a por todas y no podía fracasar pues tendría que coger la gaita y marchar a Padrón a comer pimientos que unos pican y otros no.
Hizo una gran faena que el público agradeció cortando las dos orejas y al dar la vuelta al ruedo la de la mano izquierda perdió.
Ya corrían los minutos y se avecinaba el terror, un toro terrorífico diciendo: aquí estoy yo con su cornamenta para arriba donde los sobresalientes hicieron algún quite antes que la copla se pusiera peor. Sus analistas ya lo habían preparado.
Ya salió el tercero, había que tirar balones fuera o entregarse con pudor. El sanchismo estuvo bien, pero una mosca cojonera le picaba en el lomo y el toro se revolvió por el lado derecho con un peligro que le podía mandar al paro y dejarle de peón. El sanchismo entró a matar y una oreja cortó que a los tendidos lanzó. Cogiéndola algún sanchista que en su bolso la metió.
El último era del Galleguiño que aprovechó, era un toro más dulce y noble que a la presidenta de Madrid brindó haciendo una faena buena y otra oreja cortó. Había mucho pique entre ellos. Nervios y alguna jugarreta fea se vio. Ahora estaban los empresarios para contratar al mejor. Había mucho en juego si fracasabas podías caer de maestro a peón.
Yo, como analista de toreros, creo que el Galleguiño Feijoo con sus triquiñuelas y bastantes mentiras al Sanchismo venció.
Pudo haber corrido sangre, pero los sobresalientes, muy inteligentes atajaron el rencor en unos años difíciles donde ha mandado el mejor.


UN ABRAZO
Alfonso el Pindoque

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