Si actualmente hay muchas dificultades para desarrollar una profesión, en el mundo rural (y más para una mujer), es muchísimo más duro.
Desde estas líneas quiero felicitar a mi mujer, Rita Barrera Prieto, por su tenacidad, implicación, dedicación, perseverancia y, sobre todo, por la confianza y la fe que ha puesto en un proyecto en el que nadie creía, salvando muchos problemas y contratiempos a lo largo de estos seis años, en el mundo de los pistachos.
Era un cultivo que, entonces, nadie conocía, y cuando se lo comenté nunca dudó en enfrentarse a un mundo nuevo y totalmente desconocido, en el cual tuvo que informarse, formarse, y dedicarle muchas horas, con el sacrificio que ello conlleva.
Ha sido muy tenaz, pese a las adversidades, propias de nuestra sociedad machista, en la plantación, producción y comercialización del fruto.
Y, por fin, este año ha visto recompensada toda su dedicación y sacrificio con la primera producción.
¡¡¡ E N H O R A B U E N A !!!
P.B.M.