A ti, mujer, a la que ahora dedican un día internacional cuando tú día es, y debe ser, todos los días del año, te deseamos siempre lo mejor.
Hoy puedes estar orgullosa por todo lo conseguido, pero nunca satisfecha hasta lograr tus los objetivos. Mucho ha sido lo andado; largo y tortuoso es el camino, no tanto aquí como en otros lugares, donde todo aquello por lo que lucháis brilla por su ausencia.
Feliz andadura en el presente, fuerza para el futuro y memoria para el pasado, un pasado al que acudimos con nuestro recuerdo, como no puede ser de otra manera, para todas aquellas que ni siquiera tuvieron la oportunidad de levantar la voz y luchar por sus derechos, pero que, con su esfuerzo y su trabajo, pusieron las bases para que hoy podamos disfrutar de una sociedad más justa, igualitaria y solidaria.
Mujer que desde la cuna
entre barrotes creciste,
con más o menos fortuna,
tu vida cara vendiste.
Tuyos fueron los desvelos
por esos hijos benditos.
Y también los desconsuelos
por esos tiempos malditos.
Tiempos de pena y dolor,
tristeza y amargura.
Preñados, también, de temor,
de llantos y de ternura.
Trabajar todos los días
fue tu eterno destino.
En el mundo que vivías
ese era el camino.
No hablemos de descansar
que, aun teniendo escuela,
nunca pudiste conjugar
ese verbo, aunque duela.
Tu sembraste la semilla
del futuro, ya presente.
Hoy tu luz es la que brilla.
Eres nuestro referente.
Las huellas que la vida dejó en tu cara
marcaron para siempre tu triste mirada