Cuando veo a mis hijos aburridos, sin saber que hacer, cabreados con su vida, viendo horas de pantallas, me doy cuenta de que no cambiaría mi infancia y juventud por la suya.
Nací en el 79, después de la dictadura, con una joven democracia, pero sin duda ninguna lo que me marcó fue criarme en un pueblo, mi pueblo. Los primeros recuerdos que tengo son del cole, cuando salíamos a jugar a las canicas, la peonza, fútbol, el jinque, la comba, a hacer garajes con palos y barro para meter los coches de juguete, como no, pasar las tardes en la Capri poniendo vino y cervezas, que apenas llegaba a la barra, pero estar con mi abuela Fili me encantaba. Muchas tardes me llevaban mis tíos a echar de comer a las vacas a riolobos, pero lo que mas me gustaba era jugar al futbol en la cochera de Gerardito el de portero y Angel Alfonso y yo tirando tiros. Como no jugar a los bancos en la plaza y con Nandi al baloncesto, usando como canasta el hueco que hay en las barras de la farola de su casa,nos íbamos a merendar con las bicicletas a la fuente moral, el monte, el canal.Esteban creó el club de pelota y ahí empecé mi afición al deporte de los vascos, entrenamientos duros y dolores en las manos, pero las ganas de aprender y sobre todo los campeonatos provinciales y autonómicos merecieron mucho la pena.
No teníamos piscina pero si la rampa del canal, tirar piedras a las ranas del Charcón, cruzarlo cuando se helaba en invierno, romper chupateles. El verano era el reencuentro con nuestros amigos los jamoneros, los míos eran Chiquetete, Edu Romanín, Suso, José el Busa y como no, me juntaba con todos en los parques y campo de fútbol.Mi padre me levantaba a las 6 de la mañana para ir a riolobos a cambiar tubos, intentaba arrancar el motor de manivela y muchas veces no podía, siempre me decia que vale más las cagada de un buey que la de cien golondrinos. A media mañana y de vuelta al pueblo, mis amigos recién levantados y desayunados me venían a buscar para jugar en el parque, a futbol sala, la rosca marina o simplemente a charlar con unos y otros, en el parque se estaba mejor que en Ibiza. Ya desde bien pequeños empezamos con las peñas, pero no estábamos una semana haciéndola no. Nos tirábamos todo el verano. Cosiendo lonas con los sacos, buscando sofás o colchones al vertedero, decorando las lonas con dibujos y pinturas varias, preparando la barra etc etc. Cuando me preguntan de que peña soy, con mucho orgullo respondo de LOS PLAY BOYS EN PARO, no es un nombre, es la historia de nuestra vida, son momentos inolvidables de nuestra juventud, los primeros vasos de limonada, la sensación de hacerte mayor, descubrir el paso de la niñez a la adolescencia, pero antes no teníamos móviles ni internet para buscar nada, había enciclopedias, pero realmente aprendías en la calle.
Recuerdo perfectamente cuando abrieron las piscinas, ese día pensé que ya no nos faltaba de nada en VILLORIA, ya lo teníamos todo y lo más importante para mí fue darme cuenta que esas piscinas a la postre me ayudarían a ser y disfrutar con una profesión, que nadie valora,pero cuando salvas vidas no tiene precio. Nuestros días en el pueblo nos hacían muy felices, los jamoneros tenían esa libertad de la que carecían en las ciudades, los amores de verano aún siguen muchos años después, las fiestas de Villoruela eran nuestras, por el camino íbamos y veníamos, sin linternas y recien duchados, colonia a manta y la gomina para intentar ligar o lo que sea. Que tiempos, que pintas, que recuerdos, éramos reyes y reinas, príncipes y princesas pero sobre todo éramos la generación que está entre la dictadura y el mundo moderno, el tener unas zapatillas para todo y hoy en día que hay que tener más de 10 pares. No me invade la nostalgia, pero si me preocupa el futuro de mis hijos, de este mundo… Las fiestas de antes eran mas sanas, siempre ha habido drogas y alcohol pero nosotros eramos diferentes, nos costaba trabajo conseguir dos duros para gastar en los pubs de la carretera, ahora lo tienen todo sin apenas esfuerzo.
Volviendo a esos años todos recordamos nuestro primer beso, el primer amor, la primera borrachera, pero sobre todo a nuestros amigos, que a día de hoy siguen estando ahí, todos con nuestros problemas, pero sacamos un rato para ayudarnos, o simplemente recordar lo que fuimos y lo que somos. En breves empieza el verano, nuestro pueblo volverá a ser referencia de la comarca, vendrán los jamoneros de los pueblos limítrofes a las piscinas, nos juntaremos alrededor de una mesa o en la Barra para celebrar la vida, pasearemos por nuestras calles, los caminos embarrados del agua de los aspersores, jugaremos con nuestros hijos en los parques, haremos la Peña en septiembre y lo más importante disfrutaremos de nuestro pueblo y de nuestra gente, pero aquellos años sin móviles ni distracciones modernas, nos hacían más sociables y sin ninguna duda más FELICES.
Vienen comuniones, bodas, bautizos celebraciones varias, aprovechemos para apartarnos de lo nuevo y disfrutar de lo vintage, que para este humilde gacetillero es la mejor manera de disfrutar, la palabra. La cercanía, la tolerancia, el cariño, la Familia y la AMISTAD…
Javier López Martín