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Para mí, el 1 de Mayo es como el día de la fiesta, el motivo es porque es el día de los trabajadores y yo como he sido uno de ellos me encuentro muy orgulloso. Pero qué está pasando, que como nos vayamos para allá esta generación, a este bendito santo habrá que darle la baja. Ya no le conocen ni jóvenes, ni mayores, y digo yo. Será porque todos nos estamos haciendo ricos y no queremos reivindicar nuestros derechos. Cuando la mayoría somos uno pelaos
El otro día se hizo la fiesta y sentí un poco de pena, porque cada vez va menos gente a misa, la iglesia estaba a medias. Sacamos al santo de procesión y luego tuvimos un convite en el Centro Cívico, aportando cada uno lo que puede para pagar los gastos. Pero otros gremios estarían muy atareados, porque no los vi. Yo entiendo que se pueden juntar churras con merinas, como dijo Jesús, si una oveja se descarría hay que traerla al redil con cariño, apertura y respeto, algo que no hacemos nosotros. ¡Qué bonito es compartir! decía mi amigo Tini, “El carretero”, y otros amigos que nos dejaron que tenían muchas tierras. Nunca me fallaron, pero ahora no sé qué pasa y más que es un día de fiesta. Nos juntábamos todos, siempre he hecho la limonada, bebíamos unos vasos con unos pinchos y por último un cigarrillo que nos sabía a gloria.
Hace 44 años que vine del norte e hicimos cuatro matrimonios la fiesta, se llenaba la iglesia y el salón de la Marquesa, donde iban niños a porrón, pero al año siguiente vino un señor al convite y se puso a hablar de política. Yo lo vi muy mal, hay que saber separar la paja del grano, no podemos intoxicar con mentiras nuestro pueblo, porque está por encima de todo. Así que como salieron chispas por ahí empezó la discordia de San José y San Isidro, que ellos no tienen la culpa, si no, nosotros que no sabemos dialogar, perdiéndonos el respeto.
El día anterior a la fiesta me fue a visitar uno de mis nietos, y le dije, ¡Hijo! mañana es San José, ¿nos quieres acompañar a misa, a tu abuela y a mí? Y me dice el salao que sí. Al día siguiente se presentó a buscarnos, fuimos a misa y a la procesión. Al terminar el convite llevaron una buena charanga y con la limonada y el vino nos hinchamos a bailar los más valientes, que por cierto son las mujeres . Mi nieto ya se marchó con los amigos. Nos lo pasamos bomba, a nosotros se nos caía la baba, porque lo que quiero es enseñarle valores y respeto.
Así que en breve será la fiesta de San Isidro, a la que suelo ir, me da envidia sana ver ese día a tanta gente que no veo en todo el año, que están en su derecho. Donde las mujeres van todas guapísimas, enjoyadas, bien peinadas, con sus trajes preciosos, con sus zapatos de tacón que casi no las conozco. Pero es que lo viven intensamente. Las de San José van igual, pero al ir pocas no se nota.
Después de la misa, cogen a San Isidro en andas para bendecir los campos, que va como Dios. Lo sacan para pedir que llueva, este año no sé si se pondrán de acuerdo, porque el terreno está muy húmedo. Luego viene el convite en la Capri y todos contentos y más cuando se sale, porque se ha pasado un rato bueno y pienso que eso es hacer pueblo.
El otro día en casa de Barreñas había siete u ocho mujeres, que me llevo muy bien con ellas, les dije, pasado mañana es San José, os quiero ver en el convite, a algunas se les olvidó, aunque luego colaboran, esta mañana me presento allí, les di los buenos días y les dije, alguna me habéis fallado, y una de ellas, con la que me llevo muy bien me dice, ¡Ay Alfonso! ayer estuve muy malita y no pude ir, y otra le contestó, ¡Calla! que estuviste en la Capri tomando vinos con tu marido.
Ahí lo dejo, pero para otro año amiga vamos a ir del brazo, porque nadie os va a comer, de eso me encargo yo y poco a poco a ver si vuelven las ovejas al redil, no siendo que los pastores estén dormidos.
ALFONSO “EL PINDOQUE”
Un abrazo 12-05-2024
