Pues ya llegó el frío, no mucho, pero lo vamos sintiendo, en la capital aún hace fresquete, pero en el pueblo aprieta un poco más. Todo pasa y todo llega, ahora toca esa estación del año que pinta los arboles de colores diferentes, las chimeneas empiezan a encenderse, la lluvia nos visita más a menudo, aparecen las nieblas por los parajes castellanos, van terminando las verbenas de los pueblos y la gente vuelve a su rutina. Si estos días nos vamos preparando para el invierno, no sabemos como vendrá, seguramente no tiene nada que ver con aquellos años de chupateles, nieve y frío, mucho frío en los 80.
Si, esa década maravillosa, no teníamos más que dos canales en la televisión, las cintas de casette, el VHS y la radio, que Felicidad. Recuerdo ir a ver a mi madre a la Capri cualquier fin de semana y entrar un momento a la discoteca de mi abuela, dar una vuelta por el reservado, esos sillones comodísimos, al DJ de turno poniendo música de la época y los jóvenes villorejos y de la comarca disfrutando del merecido fin de semana. Seguro que muchos que estáis leyendo estás palabras os acordáis de esos tiempos, a mí me pilló siendo un chaval aún, pero vosotros ya estabais en edad de disfrutar del alterne y sin salir del pueblo, cuando no faltaba de nada, cines, restaurantes, discotecas y FUTBOL del bueno, del de antes, Maradona, Butragueño, Michel, Van Basten y Buyo en la tele y Será, Charli, Javi rata, Satur y Chuscas en EL ARENAL. Los tiempos han cambiado, la vida también, pero las emociones, el cariño y el sentimiento no.
El finde pasado estuve dando un paseo por la ribera del Tormes en nuestra querida Salamanca, una tarde de domingo espectacular, la gente disfrutando del paseo fluvial en la capital charra y me acerqué a ver cómo estaba el campo de fútbol de MIRAT, para los jóvenes que no lo conocen, era la sede del Rivert, equipo mítico salmantino, que llegó a jugar en tercera división. Yo tuve la suerte de jugar varias veces en ese campo, pegado al río y que en invierno más de un día me tocó dar patadas a las 9 de la mañana con hielo, niebla y el barro duro, en fin eran otros tiempos, otros campos y estábamos hechos de otra pasta. Me alegra ver que el promesas ha sacado varios equipos para poder competir en la provincia, la suma de todos seguro que traerá muchas alegrías para los niños y los padres de las villas. En fin, deseoso de ir este invierno a nuestro querido pueblo y poner la olla de barro a la lumbre toda la mañana y degustar un cocido, si ese placer de la vida que solo lo conocemos la gente de pueblo, los que pasamos esos inviernos duros y aquí estamos, contando las batallitas y disfrutando de los ratitos con los amigos y familiares alrededor de una mesa y degustando los manjares que nos ofrece nuestra añorada tierra, mis compañeros capitalinos han probado los tomates que tiene mi padre en la parcela y dicen que cuando traigo más. Bueno pues a disfrutar del fresquito y el otoño-invierno que también tiene cosas maravillosas…
Javier López Martín