Feliz día a los médicos de familia

Ayer fueron vítores, aplausos por doquier; hoy muchas cañas se han convertido en lanzas, los vítores en reproches, los aplausos en quejas. Tal vez exageremos, pero a muchos de los que hace un par de años fueron héroes, en la actualidad los hemos convertido en villanos.Pasamos de las loas y las alabanzas a un silencio atronador.
Así, en silencio, sin ruido y sin más alharacas que las necesarias, están celebrando los médicos de familia su día mundial. Un colectivo en el que se engloban los médicos del entorno rural, aquellos a los que recurrimos en primera instancia ante cualquier dolencia; aquellos que, en ocasiones, se convierten en padres, madres y confesores; aquellos que son uno más entre nosotros, los que nos conocen, lo que nos llaman por nuestro nombre, los que velan, en definitiva, por nuestra salud. Y también son aquellos de los que, poco a poco, van careciendo nuestros pueblos, esos pueblos a los que siempre defendemos y defenderemos y a los que, en muchas ocasiones, se les priva de lo más elemental, o se le ponen trabas para poder disfrutar de algo tan imprescindible y tan básico como es la atención primaria. Sabemos que ellos no son los culpables, al fin y al cabo no dejan también de ser víctimas, de ahí nuestro reconocimiento y nuestra apoyo.
Feliz día para todos los médicos de familia y muchas gracias por estar ahí a pesar de los pesares.

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